Capítulo 22

El Escuadrón Muggle

La visión del pequeño adolescente había cambiado, era muy callado y observador, así comenzó a notar detalles en los que nunca antes se había fijado. La escuela de magia en la que estaba le otorgó, quizás, un lugar tenue y confuso, que no estaba muy claro. Se sentía tan muggle como sus abuelos o sus padres, tan normal e insignificante por momentos que dudaba de su magia o de sus verdaderas habilidades. Sus amigos convivían con él, sin embargo no le dirigían la palabra más que por obligación. Era realmente frustrante intentar buscar un tema de conversación o algo que sirva para reestablecer el diálogo, fue por eso que dejó de intentarlo. Se encontraría solo, si es eso lo que tenía deparado para su destino, aunque en la soledad encontraba la necesidad de hablar con alguien. Los sueños ocupaban un lugar cada vez más importante en esos días y hubiera deseado con todas sus fuerzas contárselos a alguien. Mostrar con orgullo, inquietud e incertidumbre la prueba escrita de sus sueños. Contar con el relato de quien lo escuchara, tal vez tendría otros sueños para contar, otros nuevos puntos de vista que lo llevarían a pensar más calmo. Nada de eso rondaba por sus solitarios ratos, sólo una idea, una ilusión que le devolvía el palpitar acelerado y emocionante de su corazón, este estaba resumido en una sola persona: Maia. La misteriosa y extravagante chica de Ravenclaw que jugó de buscadora en ese partido que obtuvo la victoria el equipo de Hufflepuff tras una lucha de dos días consecutivos. La belleza cautivadora que asombraba los estudiantes y los llevaba a un letargo de contemplación. La simpleza con la que hablaba, con una voz dulce, pero firme. Sin dudas esa chica, se cruzó en su destino por algo, o para algún propósito, no debía dejarlo escurrir o escapar. Si desaprovechaba la primera oportunidad de acercarse a una chica quizás se lo lamentaría, mucho más tarde. En la vieja escuela a la que iba no había tenido la oportunidad de estar si quiera un día con alguna niña bonita. Llegó el día en que estaría a solas con una persona y esta estaría dispuesta a hablar, a compartir algo y quizás a concretar lo que parecía un amor a primera vista.

En el desayuno dieron una noticia que no todos tomaron con normalidad. Madame Hooch apareció a un costado de las mesas y anunció con entusiasmo y vehemencia. -¡Atención! Se adelantará el partido entre Gryffindor y Slytherin por cuestiones de seguridad.
La noticia fue tomada de muy mala manera, ya que se había dicho que ambos equipos jugarían el día siguiente. De todas maneras no tuvieron más remedio que alistarse y salieron del comedor a toda velocidad. Aquella tarde fue sin dudas la más inquietante y tensa para los ánimos del Joven. El partido de Quidditch había comenzado, sin embargo Kevin rechazó la invitación de Mady y de Eliana para asistir al evento. Se quedó leyendo en soledad más libros que trataban de la historia de los muggles y de los magos. Copió con rapidez el resumen de cada uno de los textos que más le parecían interesantes e importantes. Estaba elaborando su propio libro de resúmenes y anotaciones bajo la firma: “El príncipe muggle”. Un gran cuadernillo que llevaba una tapa de papiros y pergaminos firmes, cartón y cintas de seda negra había sido construido en ese momento. Le hizo dos agujeros pequeños en el costado izquierdo de las dos tapas hechas con mucho esfuerzo. Pintó con tempera mágica de color negro, que le había quedado del día anterior y esperó a que se secara. Ya estaban listas las dos bellas tapas de lo que sería un gran libro escrito con memorias, artículos de libros, cita de frases, de autores y de experiencias personales. Al pie de la primera tapa escribió con tinta azul:
“El príncipe muggle” y debajo: “Libro 1”
Aquellas letras no se veían a simple vista, tenían que ponerse a la luz para que su reflejo mostrara las pequeñas letras escondidas tras el color negro. Cortó a medida las hojas que ya había escrito y las colocó prolijamente encima de la tapa negra. Con un pequeño cuchillo fue agujereando una a unas las hojas y luego de tan exhaustivo trabajo puso debajo de los agujeros dos sedas muy largas y finas de color negro. Por último colocó la segunda tapa arriba de la diminuta pila de hojas y ató con cuidado las dos cintas de seda negra. Cada vez que quisiera agregar páginas desataría el moño en la parte de atrás y lo volvería a atar. Secó su frente transpirada con un pañuelo y se quedó hojeando y leyendo algunos de los artículos que había escrito. Se detuvo en el párrafo que hablaba del sueño que involucraba a sus padres y a él, sabía de alguna manera que estaba inconcluso y que quizás faltarían muchas piezas de un rompecabezas gigantesco.

Después de haber descansado unos instantes bajó la escalera de mármol con cuidado y se dirigió hacia el campo de quidditch. Se escuchaba un bramido de una gran multitud y una voz que Kevin reconoció al instante, Fabricio Lombi.
-…dispara al aro Roddy Keane y anota. El partido lo lidera Slytherin por 80 a 30.
Escuchó decir con mucho desanimo. Era una tarde magnífica, soleada, cálida y se sentía una brisa que le acariciaba el rostro. Caminó a un costado de la tribuna principal y al costado del pilar encontró unas escaleras con forma de caracol. En la primera tabla de madera encontró un lugarcito donde estaba Jere, que lo invitó a sentarse mientras se acomodaba el pelo. La tribuna estaba excitada con la dinámica del partido y el griterío envolvía todos los rincones de la cancha. Jere le dio un codazo a Kevin señalando hacia la derecha. Entre la numerosa multitud de Gryffindor se distinguió la presencia de alguien muy especial. Harry Potter se hallaba sentado entre los profesores junto a una mujer pelirroja, con rostro claro y mirada seria. Estaban rodeados por el profesor Longbotong y Lupin, entre otros. -Ese es el señor Harry Potter y su esposa, Ginny Weasley.
El adolescente estaba por comentarle a Jere que ya había cruzado algunas palabras con el señor Potter pero después de las cosas que habían ocurrido, no le creería. Quizás pensaría que estaba tan solo que se valdría de mentiras para hablar con los demás y en esta ocasión aprovecharía para llamar la atención. Optó por apretar los labios, los puños y soltar una exclamación con desgano: -¡Fabuloso!
Se observó como giraban sus cabezas intercambiando palabras y risas con Neville LongBotton, el profesor de Herbología.
-¡Atención!. Ha robado la Quaffle Jessica Finnigan y se dispone a rematar. Dispara y… ¡Anota!- Una muchacha de piel morena y muy alta festejaba desde su escoba tosiendo y poniéndose una mano en la boca. En ese momento escucharon:
-Se retira extenuada Jessica Finnigan e ingresa en su lugar Lilly Potter, haciendo su debut oficial en el campo de Quidditch.
Todas las miradas fueron dirigidas hacia donde estaban el señor Potter y la señora Weasley, quienes con sus brazos le daban gestos de cariño y de ánimo a su pequeña. Se los veía muy complacidos y en sus caras reflejaban emoción. Aplaudieron entusiasmados un instante hasta que fijaron nuevamente su atención en el partido. La Quaffle era pasada de un lugar a otro, la marca brusca de Santiago Di Marcus y de Silvinhio hacían perder rápidamente la posesión.
-Billy me ha dicho que observe con atención los movimientos de James Potter. Es un formidable buscador, quizás el mejor de este curso.- Expresó con asombro Jere.
Excelente, daría lo que fuera por que hoy pierda Slytherin…- Afirmó en un impulso. Enfocó la vista en James Potter, el amable joven que lo había defendido de Scorpius Malfoy aquella vez. Se lo agradecería algún día, de alguna manera, ya vería como. Esa tarde todo lo que podía hacer es dar su apoyo y sus deseos a que atrape la Snitch. Sólo así obtendría la victoria. La lucha para alcanzar la Snitch comenzó de un momento a otro. En una vivaz persecución James y Scorpius se codearon y el de pelo azabache le dio un manotazo en la nuca.
-¡Falta!
Roddy Keane y Santiago Di Marcus se acercaron amenazantes. -¿Que crees que haces?. Cretino, ya verás…
Madame Hooch se puso en medio de ellos y los detuvo. -¡Ya basta! ¡Sepárense o los mando al banco a los dos!
Los rostros enfurecidos de los de Slytherin se vieron reflejados en actitudes posteriores. En un avance con la Quaffle de Hugo Weasley, Silvinhio le dio un puñetazo en las costillas y el pelirrojo debió abandonar el campo de juego por no poder sostenerse en la escoba y en su lugar entró Jessica Finnigan. El público gritó de odio y de injusticia por que Madame Hooch no expulsó por al menos 20 minutos al agresor.
-¡Bien hecho portugués!- Dijo en una carcajada Santiago Di Marcus.
Unos instantes después Lilly Potter era perseguida por Roddy Keane que no se le veía con buenas intenciones. Se alejaba temerosa e insultándolo. -Métete con alguien de tu tamaño. Grandulón. ¡A que una lombriz tiene más ingenio que tú!
James acudió rápidamente a defender a su hermana menor empujando y escupiendo en la frente a Roddy Keane.
-¡Suficiente!. James, quedas suspendido veinte minutos por tu clara indisciplina…
La tribuna estalló en abucheos y silbidos por la decisión de Madame Hooch, esta amenazó:
-¡Si continúan protestando o me insultan haré que le descuenten 50 puntos a su casa!- Todos se apretaban los dientes, otros se mordían la lengua y los labios del odio. Algunos gruñidos hicieron ver que el partido estaba cada vez más violento. La posición de buscador la ocupó Albus Severus Potter. Rose Weasley, la hermana mayor de Hugo, entró a ocupar la posición que quedaba vacante.
-Veremos como les va a estas bellas cazadoras.- Comentó Fabricio guiñándoles un ojo y levantando el dedo pulgar. Las chicas se ruborizaron y comenzaron a ocupar las posiciones. Entre las tres muchachas se las ingeniaron para tener la Quaffle una gran cantidad de tiempo suficiente para desgastar la defensa de Slytherin y marcar.
-¡Muy bien Jessy!- Gritaba la tribuna a Jessica Finnigan por la excelente jugada y por haber marcado. El marcador reflejaba un 80 a 40. A continuación el trámite se hizo parejo y aburrido, la expectativa estaba centrada en lo que haría Scorpius Malfoy que parecía tener un mejor manejo de la escoba que Albus Severus Potter. De pronto Scorpius se percató de un punto dorado al que fue a la persecución mucho antes que Albus y en una corta carrera casi atrapa la Snitch. En ese momento James ya estaba listo para ingresar, fue por eso que su hermano menor no dudó en dejarle el lugar. El cansancio de las chicas se había hecho notar, el marcador había cambiado a 110 a 40 a favor de Slytherin con la participación de Silvinhio que parecía inaccesible. En el momento menos pensado James y Scorpius volvían a batallar para conseguir la Snitch. Volaron lo que parecían minutos interminables, se supo que la Snitch estaba instalada en las inmediaciones del campo de juego y que era la ocasión ideal para atraparla. Así comenzó la feroz persecución, Scorpius parecía victorioso, pero James no le perdía pisada. Persiguieron cabeza a cabeza la Snitch y a un metro del piso estaban por atraparla. Scorpius miró con decepción como James se paraba de la escoba mientras emprendían una circulación recta, en dirección a los postes bajos de los aros. James al pararse en la escoba alivianó el trayecto y le ganó en velocidad a Scorpius. Extendió su brazo a la zigzagueante Snitch. En ese instante ocurrió lo peor, lo inesperado, la peor jugarreta de la tarde. Scorpius empujó con un puntapié la escoba de James haciéndole perder el equilibrio y tambalear para todos lados. Esto hizo que sus brazos extendidos se movieran para todos lados, atrapando en un latigazo la Snitch. La escoba se le dio vuelta y quedó colgado de ella, arrastrando los pies en el pasto a toda velocidad. Con una mano sostenía la Snitch y con la otra se sostenía para no caerse de la escoba. Un gran grito breve de victoria y luego un silencio se extendió por todo el lugar, a pesar de que se habían dado cuenta que atrapó la Snitch. Todo el mundo observó tenso como James colgado con el brazo izquierdo de la escoba frenaba con los pies y las rodillas en el césped. Colocó la Snitch en su boca sosteniéndola con los dientes y con la mano libre recuperó el equilibrio. De esa manera disminuyó la velocidad, sacó la Snitch de la boca y se dejó caer a baja velocidad en el pasto que lo recibió suavemente.
-Señoras y señores, esto se acabó. ¡Ganó Gryffindor!
Todos salieron corriendo a verificar si James estaba bien. Lo levantaron y comenzaron a gritar de alegría y de emoción. -¡James!.¡James!- Ovacionaron y felicitaron al muchacho, mientras los de Slytherin se retiraban rápidamente del campo de juego. A un costado la gente iba retirándose de las tribunas, ni bien se levantaron Kevin emprendió su pequeña caminata de regreso al castillo, ensimismado en su ansia, divagando con lo que sería el encuentro de esa noche.
Mady lo alcanzó y le preguntó. -¿Te encuentras bien?
-Por supuesto.- Contestó firmemente para no generar sospechas en la muchacha, sin embargo la respuesta no parecía ser suficiente. Se lo quedó mirando unos instantes y emprendió el regreso junto con Eliana y Wendy quién parecía no haberse percatado de la presencia de Kevin y hablaba como si nada, mirando para el lado de Kevin como si allí no hubiera nada, más que viento. En el comedor James festejaba con sus compañeros y les guiñaba un ojo a todos los que lo saludaban cálidamente, sin duda estaba compartiendo una merienda llena de alegría. En la otra mesa, la de Slytherin, se veían cabizbajos y de vez en cuando alguno pegaba un puñetazo en la mesa de resignación. Estaban tan furiosos que si alguien se animaba a decirles algo empuñarían su varita y le lanzarían cualquier cantidad de hechizos y maldiciones.

La clase de Defensas Contra las Artes Oscuras había terminado, la expectativa se hallaba cada vez más latente, rondando por la cabeza del adolescente. Cada momento era para pensar y desear que el momento llegara cuanto antes, que la ocasión fuera tan real como lo era cada clase, cada día en Hogwarts, cada día en el mundo mágico. Aquella cena fue tan rápida como desesperada, se atragantó con los pedazos de cordero dispuestos en el plato y bebió a toda velocidad el sumo de calabaza. Nadie le decía nada, sólo Mady y Lina lo miraban con cierto recelo por haber rechazado la invitación y quizás por algo más, sin embargo eso no le importaba. Pasó por alto muchos detalles que antes no los dejaba escapar, su atención estaba puesta en lo que ocurriría después de la cena. El anuncio del postre fue tan ansiado como entorpecido, no había tiempo de probarlo, sólo de comerlo y de esperar a que todos se fueran levantando y él haría lo mismo con un solo objetivo. No pudo esperar más y se levantó junto con las primeras personas que salieron del gran comedor, le parecía mejor llegar primero, pues si se tardaba tal vez se iría y no se lo perdonaría jamás. Caminó con apuro hacia la puerta y salió a toda prisa del gran comedor mirando hacia todos lados, hasta que detuvo su vista en el único objetivo. El claro de luna envolvía con suavidad la oscuridad de la antecámara. A un costado de la puerta, se distinguía fácilmente una figura que confirmaba la presencia de una túnica de color azul. Era el inconfundible uniforme de Ravenclaw, sin dudas era ella, había llegado primero y quizás hacía tiempo que lo esperaba. A pesar de que no sabía eso, tenía la certeza de que lo había anticipado. Su cuerpo comenzó a temblar como la primera vez que la vio, el día anterior, tan radiante, tan clara, tan bella. No pudo decir nada, sólo ubicarse delante de ella y saludarla tibiamente con la mano derecha, mientras que con la otra acomodaba su túnica. La bella adolescente en tono victorioso dijo: -Me ha ido muy bien en el examen de pociones y he podido hacer la pócima sin que explote.
Kevin sintió una gran satisfacción, sonrió para si y para ella, la sonrisa de Maia inspiraba simpatía y también lo hacía sentir desbordado. Finalmente se le ocurrió romper el hielo con una pregunta certera y que era de su interés. -¿Has oído hablar del libro avanzado del príncipe mestizo y de sus letras imperceptibles?
La chica frunció el entrecejo. -No, ¿Que es eso?- Sin dudas esa respuesta no era la esperada y para no desvariar y continuar en algún tema centrado replicó tratando de no darle importancia.
-No tengo idea.
La chica largó una carcajada suave y ligera, a pesar de que su mirada estaba posada en los ojos de Kevin no decía nada, sólo comenzó a caminar y Kevin, casi por inercia, la siguió a su paso. Una pequeña pasarela de piedra le recordó al día anterior cuando tropezó con el piso desparejo y le hizo animar a hablar. Hablaría, pues sólo así empezaría a sentirse seguro y talvez lograría desenvolverse en el diálogo. -¿Que edad tienes?- Interrogó con toda la amabilidad que pudo y mostrándose muy interesado.
- Quince ¿Y tú?
El adolescente esperaba que le dijera que tenía menos edad, su rostro joven y su pequeño cuerpo le daban un aspecto más pequeño y su manera de hablar también. Sin embargo para su sorpresa era una chica más grande. Al menos más grande que Kevin, que tenía 14 años y en poco tiempo cumpliría los 15. En un impulso pensó ¿Y si le miento sobre mi edad?. Luego pensó que no era bueno mentir y dijo sin más remedio: -Catorce.
Ella no agregó más nada, sólo detuvo su caminata y se sentó en una pequeña cámara de piedra que había. Su tono de voz cambió repentinamente, ella contribuiría a que el diálogo sea más fluído. -¿Has oído hablar sobre las pócimas de amor?
La sangre de Kevin se heló por unos momentos y cerrando los ojos contestó. -Pues no, pero me gustaría que tú me expliques de qué se trata.- Esperando que un rayo lo electrocute o quizás que se acabe el mundo quedó concentrado con los ojos cerrados esperando lo que no llegaría, de momento.
-Es una poción que sirve para enamorar a las personas, está prohibida esta poción en Hogwarts por que es peligrosa. Hace que las personas se enamoren de la primera persona que vean al tomar dicha pócima.
La respuesta inesperada hizo que abriera los ojos y volviera a la fría realidad, allí recordó algo que lo introdujo nuevamente en la conversación. -A propósito. ¿Quien te ha dicho que yo soy bueno en pociones...?
La chica abrió los ojos y tomó aire, cuando suspiró y estaba por contestarle una voz se le adelantó.
-No es bueno, que una chica tan bonita como tú, esté rondando con un asqueroso muggle como ese.- Era la peor voz que podría haber escuchado esa noche, la de Scorpius Malfoy quién apareció con Santiago Di Marcus y detrás de ellos aparecieron más personas de Slytherin.
-¿No sabes acaso que estás manchando el honor de los magos juntándote con un insignificante muggle? No sabe usar su varita si quiera…- Añadió Santiago Di Marcus, dándose vuelta y mirando a dos detestables jóvenes que tenían rostro maligno y desalmado. Kevin miró a Maia, apretó el puño y sacó su varita exclamando.
-¡No es cierto!
Los demás se rieron e hicieron ademanes de un supuesto temor, entre ellos las dos desagradables jóvenes que tenían había un muchacho más detrás, Roddy Keane, un corpulento muchacho de pelo oscuro y con rostro oscuro e intimidante, que sugirió con vehemencia:
-¡Liquídalo!- Scorpius asintió y rezongó.
-Estoy tan enojado con lo que pasó hoy… que me desquitaré contigo…
Desenfundó su varita, mientras que Maia sacó la suya y Kevin tuvo apretada y firme la suya.
-Expelliermus
Un rayo de color verde le hizo perder el equilibrio y se cayó hacia atrás mientras que su varita fue aventada a varios metros de distancia, la varita de Maia simplemente voló de sus manos y la muchacha salió corriendo del lugar, sin decir una sola palabra.
Roddy Keane la apuntó con su varita, pero Scorpius lo frenó.- Detente, no le haremos daño a ella…
Kevin quedó solo con los adolescentes de Slytherin que comenzaron a cantar: -Scorpius, Scorpius….
El muchacho de pelo rubio apuntó nuevamente a Kevin que estaba arrodillado en el piso tratando de reincorporarse. No tuvo tiempo de levantarse cuando escuchó pronunciar: -Levicorpus
Perdió nuevamente el equilibrio y comenzó a levitar en el aire, colgando como si una mano gigante lo hubiera atenazado, lo mantuvo en el aire pataleando y tambaleándolo para todos lados mientras preguntó con gracia:
-¿Quien quiere ver sus calzoncillos? ¿Que llevará debajo de sus pantalones?
Los muchachos comenzaron a reírse a carcajadas y empezaron a cantar: -Bájaselos, bájaselos…
Haciendo caso omiso le fue bajando lentamente los pantalones hasta que sus calzoncillos asomaron. De repente se escucharon dos voces: -¡Tragababosas!
Se vieron unas pequeñas chispas de color verde y la varita de Scorpius fue lanzada soltando contacto de Kevin que cayó de espaldas quedándose casi sin aire. Todos se dieron vuelta, mientras que Scorpius cayó al piso, comenzando a escupir y teniéndose con fuerza el estómago. Las caras de los responsables fueron rápidamente idenfiticadas, eran Sergio y Raper empuñando su varita, detrás de ellos aparecieron Ulises, Anthony, León y Billy, todos con la varita lista para luchar. La batalla se libró sin previo aviso…
-Expelliermus
-Impedimenta
-Levicorpus
-Protego.
Kevin atinó a buscar su varita en la oscuridad, Raper se acercó a su lado y pronunció muy claramente: -Accio varita.- La varita de Kevin apareció de un momento a otro en la mano izquierda de Raper, quien se la ofreció con gran apuro, Sergio los custodió modulando otro hechizo:
-Wingardum Leviosa
Varias rocas fueron arrojadas hacia todos lados, comenzó a levantarse tierra y polvo, cegando las miradas que estaban dispuestas a largarles el siguiente hechizo. Ulises les gritó con claridad:
-Los enfrentaremos nosotros ¡Ustedes corran!
Asintieron con la cabeza y salieron del lugar hacia la otra puerta del castillo mirando hacia atrás para que ningún maleficio los alcance, a la distancia, vieron a la Directora MC Gonagal que se acercaba al lugar donde estaban peleando, junto con el Señor Filch. Era la mejor ocasión para ir corriendo a las escaleras y escabullirse sin ser detectados por nadie. Sergio propuso con autoridad: -¡Vamos!
Lo siguieron y entraron por la puerta del castillo, que para fortuna de los adolescentes estaba abierta, sin dudarlo cruzaron la antecámara, llena de estatuas y de armaduras. Subieron las escaleras con cuidado y abrieron la puerta de su sala común, tras algunos sobresaltos de Cir. Cadogan, quién pensó que le estarían tendiendo una emboscada. Finalmente se tranquilizó, pidió la contraseña y pudieron entrar. Cerraron la puerta con brusquedad y se dejaron caer en las sillas dispuestas en la sala común. Allí aparecieron de la carpa naranja Mady, Wendy, Eliana, Lina y Justine que se quedaron observando la situación con inquietud.
-¿Como supieron que estaba en apuros?- Interrogó Kevin acomodándose en la silla.
Sergio levantó la mirada y replicó. -Vimos a Maia correr desesperada hacia la Dirección pidiendo auxilio, Ulises la detuvo preguntándole que pasaba y dijo que la habían atacado y que tú estabas en peligro.
Raper continuó: -Nos dijo que estabas en el patio y no dudamos en ir por ti. Sospechábamos que Scorpius estaba detrás de todo esto. Me alegra que hayamos podido hacerle el hechizo Tragababosas…
El muchacho levantó el ceño confundido. -¿Que produce ese hechizo?
Maxi, salió desde la carpa azul y contestó a lo lejos. -Que escupas babosas de la boca por un largo rato…
Wendy fue la primera en percatarse de que sus amigos se habían metido en problemas y preguntó escandalizada. -¡¿Por que hicieron eso?!
Raper habló con mucha naturalidad. -Cuando un amigo está en aprietos no se miden las consecuencias, sólo se actúa. ¿Entiendes amiga?
Kevin se levantó bruscamente y se dirigió hacia donde estaban Raper y Sergio para estrecharles su mano derecha y apretarla. -Gracias, amigos.
La joven rubia se los quedó mirando, sonrió y repuso. -Vaya, vaya, es bueno verlos juntos de nuevo.
El muchacho asintió con cara de satisfacción y agregó. -A propósito, ¿Saben por casualidad quién le contó a Maia que yo soy bueno en pociones?
Sergio acomodó sus lentes y levantó las cejas. -Nosotros.
Kevin soltó una carcajada de sorpresa y levantó sus manos pidiendo explicaciones, Raper añadió: -Hace un par de días nos preguntó en la Biblioteca si alguno de nosotros podría ayudarla con Pociones y nos acordamos de ti.
Eliana añadió: -Así que finalmente encontró alguien que la ayudara, en verdad parece muy egoísta e interesada…
El adolescente iba a llevarle la contraria, pero recordó que recién se estaba amigando con sus antiguos camaradas como para generar otra pelea. Simplemente dio otra carcajada de satisfacción.
Mady concluyó más calma. -Me alegra verlos de nuevo hablando…
Vieron como la puerta se abría y por ella entró Jere, estaba teniéndose el estómago y su rostro estaba todo colorado. Parecía reírse, largó una carcajada larga, pero sufrida, no se encontraba bien, parecía empeorar cada vez más, su rostro comenzaba a ponerse morado. Mady no dudó en sacar su varita del bolsillo y pronunciar con furia: -¡Finite Incantatem!
Todos vieron como un rayo de color blanco era dirigido hacia Jere y lo tumbaba, quedando tendido en el piso. Wendy se tapó la boca con las manos horrorizada y fue a ayudarlo a levantarse, exclamando con desesperación: -¡Le han lanzado un hechizo!
Esto hizo que Lina saliera de la carpa en pijama y preguntando con mal humor: -¿Que demonios ocurre que hay todo ese griterío?
Mady entró corriendo a la carpa naranja, mientras Maxi, Raper y Sergio ayudaban a Jere a mantenerse de pie.
-¿Que ha ocurrido, amigo?
Jere no contestaba, sólo intentaba respirar y tomar aire. Parecía que no había tomado aire por mucho tiempo. Mady apareció con un libro en la mano y pensando en voz alta. -Como sospechaba… Le han lanzado el hechizo Rictusempra. Un hechizo que produce cosquillas, tuerce al que lo recibe y lo tortura con cosquillas. Aquí dice que el hechizo es inofensivo y que se usa como una broma de mal gusto o en duelos limpios, para derrotar al contrincante sin lastimarlo. Sin embargo otros magos lo han usado con mala intención, cuando se utiliza por más de diez segundos este hechizo se vuelve una tortura. Tuerce al que lo recibe, lo obliga a tener cosquillas y si pasan diez minutos puede terminar asfixiándolo por que no le permite respirar bien…
Kevin se paró de un salto y preguntó con seriedad. -Jere, dime, ¿Quien te ha hecho esto?
El muchacho tomó aire y comenzó. -Estaba saliendo de la biblioteca cuando varias personas de Slytherin me rodearon en las escaleras y me dijeron que por culpa de Kevin les descontaron 100 puntos.
-¡¿En Quidditch?!- Preguntó desorientado Maxi.
-No, verás, en Hogwarts es costumbre hacer una copa de las casas, esta copa tiene que ver con los puntajes que se obtiene en cada clase, con la buena conducta etc. Al final del año se le da un gran reconocimiento a la casa ganadora, muchas veces una medalla y lo anotan en el lujoso historial de Hogwarts.
Maxi comprendió y agregó: -De modo que la advertencia de Madame Hooch, esta tarde era esa. Si seguían protestando le quitarían puntos a Gryffindor.
-Así es. Es por eso que le han descontado 100 puntos a Slytherin y 80 a Hufflepuff, por enfrentamientos y salidas a horarios indebidos. Me arrinconaron en la escalera y me insultaron y se burlaban de mí. Dijeron que torturarán a todos los muggles que se cruzaran y que te aniquilarán cuando menos te lo esperes….
Mady se asustó, tomó aire y expresó con la voz quebrada. -Será mejor que le avisemos cuanto antes a Patrick o a Alice.
Kevin negó todavía enojado, sus mejillas se pusieron moradas. -¡De ninguna manera!, ellos no podrían hacer nada, además sería un acto de cobardía.
Raper se levantó enfurecido. -No voy a permitir que me traten como a un gallina. ¡Me defenderé!
-¡Yo también!- Se sumaron al reclamo Kevin, Maxi y Sergio.
- ¡Aprenderemos a defendernos!- Exclamó Jere reincorporándose por completo.
Wendy se incomodó y chistó llamando la atención.-No me parece una buena idea…
Kevin negó con la cabeza. -No nos queda otra opción que formar un grupo de defensa, un ejército de protección...
Raper señaló. -Un escuadrón de batalla… ¡Arriba el ánimo amigos! Podremos hacerlo!
Sergio animó con orgullo, inflando su pecho y levantándose. -¡Que se ponga en marcha el escuadrón!
Raper afirmó. -El escuadrón de muggles.
Mady no dudó en opinar: -Me parece una locura… chicos…
Lina bostezó y sugirió. -Es tarde, será mejor que nos vayamos a dormir…
Le hicieron caso volviendo a las carpas y se despidieron.
-Hasta mañana, que descansen.
En la pieza todo había vuelto a la normalidad, podría volver a bromear con sus amigos, podría seguir compartiendo momentos y había otro motivo que los unía. Antes de irse a acostar Kevin limpió la jaula de Ululú que parecía muy contenta y animada. Al terminar sacó una pluma, un tintero y un pergamino algo sucio de tinta. Al parecer era un borrador, lo extendió y escribió:
El escuadrón muggle
Llamó con tranquilidad a los demás y sentenció: -Camaradas, esto no puede seguir así, tendremos que aprender a defendernos, yo anotaré mi nombre en el escuadrón muggle.
Los demás anotaron su nombre con mucha hombría y sin dudarlo. Se fueron a acostar a sus camas y a Kevin se le ocurrió hablar sobre el encuentro que tuvo con Maia antes de que apareciera Scorpius.
-¿Saben algo? No se que hubiera pasado si Scorpius no hubiera interrumpido… De todos modos tendré que averiguarlo…
Raper y Sergio les dieron ánimo para que continuara con aquella expectativa que, a pesar de lo sucedido, parecía tan mágica como real y no tendría una definición clara, de momento. Aunque no podría evitar soñar aquella noche con la mujer de sus sueños. Aquel sueño estaría lleno de esperanzas y cambiaría, quizás, el oscuro pasado reciente que lo atormentaba y le generaba tanta incertidumbre.

(Fin del Capítulo 22)

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