Capítulo 18

La Historia del Cubo Embrujado

Las luces del pasillo se prendieron de repente, los tutores fueron despertando a los chicos, esto no era tarea fácil por que el frío del lugar y la nieve que caía afuera incitaba a continuar durmiendo. Los 4 muchachos abrieron lentamente los ojos, Raper se percató de que Kevin había babeado el asiento, comenzó a largar una risa grave y los otros lo miraban atentos.
-Jajaja ¡Hermano! Has dormido como un bebé.- Señaló la parte del asiento donde estaba mojado y se rieron todos, Kevin tapó el lugar corriendo la espalda y eso les ocasionó aun más risa. El tren detuvo su marcha.
-Arriba todos, que ya llegamos a la estación de Hogsmeade.
Algunos se refregaban los ojos y otros se desperezaban estirando los brazos. Fueron hasta el primer vagón donde les dieron sus equipajes y bajaron con la ayuda de Rodolph que los esperaba abajo. El viento congelado llegaba hasta los huesos y éstos estaban vulnerables por el cansancio, todo comenzó a oscurecerse aún más empeorando el frío. De pronto se escuchó:
-¡Expecto Patronus!- Era el grito de Alice que estaba fuera de la estación, en el sendero que daba al lago. Se observaba que hacía muchas florituras con su varita y de la punta salió un gran rayo de color plateado. Frente a ella estaban 3 sombras apenas perceptibles, el rayo plateado adoptó la forma de un ciempiés gigante y golpeó de lleno contra las sombras que flotaban en el aire. La luz del hechizo logró distinguir visualmente entre la oscuridad 3 figuras horribles que estaban encapuchadas. Éstas huyeron a toda prisa y se perdieron en el aire.
-¿Necesitas ayuda Alice?- Se acercó corriendo Cecile. Las figuras desaparecieron y la calma se extendió en el lugar. Los chicos mientras salían del vagón miraron a los tutores buscando explicaciones pero no dijeron nada, sólo les pedían que se den prisa. Antes de comenzar a caminar les pidieron a todos los adolescentes que sacaran su varita del equipaje.
-Desde ahora siempre las llevarán con ustedes, las varitas ahora son su arma de protección y un complemento que deben llevar en todo momento con ustedes.
Con el hechizo Lumus Máxima iluminaron el camino, tras unas cuadras por el solitario pueblo localizaron 4 carretas muy raras. Se subieron y se sentaron algo confundidos. Al lado de Kevin estaban Mady, Wendy, Raper y Patrick. En la otra carreta se habían subido Sergio con Maxi, Lina y su hermana mayor, las acompañaba Alice. Las carretas se pusieron solas en marcha lentamente y todos se fascinaron que ningún caballo las lleve. La fascinación les duró poco por que en medio del camino se cruzaron más sombras amenazantes y los tutores se pusieron de pié para gritar con desesperación:
-Expecto Patronus.- Así se observó que el ciempiés gigante producido por Alice comenzó a azotar a las sombras encapuchadas. Se acercaron tres figuras más, un escarabajo diamante, producido por Rodolph, un alguacil salida de la varita de Cecile y un bicho bolita, producido por Patrick, este último se apagaba y el rayo de luz plateada volvía a la punta de su varita. Se sentó nervioso y maldiciendo de que su hechizo no saliera bien. Mady lo empujó.
-¡Tienes que intentarlo de nuevo!- Patrick se puso de pie y movió su varita con más convicción: -Expecto Patronus.- De la punta salió el bicho bolita gigante que se enrolló y volvió a esconder en la punta de la varita, un dementor se acercó peligrosamente Raper se agarró del brazo de Patrick y le preguntó a los gritos: -¿Por que no puedes hacer ese hechizo?
La desesperación aumentaba y el dementor se acercaba cada vez más. -Para poder hacerlo bien tengo que pensar en un recuerdo feliz…
Las carretas aumentaban la velocidad y se sacudían para todos lados con los baches de la calle. Un gran salto de la carreta hizo perder el equilibrio a Patrick y este salió despedido de la carreta. Rodó en el piso y se quedó tendido, el dementor que estaba en frente de la carreta se acercó peligrosamente a Patrick que no podía moverse. La carreta que conducía Alice se detuvo bruscamente y las chicas comenzaron a gritar del terror. El dementor se arrojó hacia Patrick que no agarraba su varita por que se le patinaba en las manos transpiradas. Se escuchó un grito de horror del hombre que estaba a medio metro del dementor. Alice saltó de su carreta y condujo a su ciempiés a toda velocidad hacia el dementor. Este al sentir el contacto de la figura plateada se retiró debilitado. Sorpresivamente detrás de Alice aparecieron tres sombras siniestras, las chicas gritaban cada vez con más frecuencia por que tenían el episodio en frente de sus narices. Alice cayó derrotada y su varita rebotó en el pavimento. La carreta en la que estaba Kevin se detuvo bruscamente. Patrick se levantó lentamente y abrió los ojos como platos. Tres dementores estaban muy cerca de Alice y ella sin la varita y tendida en el suelo no podría hacer nada. En un demente impulso se acercó corriendo y dio un grito largo quebrándose la voz. De sus ojos salían lágrimas, y su respiración estaba muy agitada. Apretó los dientes, ya estaba cerca de Alice, daría su vida si era necesario para salvarla. Se abalanzó en un acto heroico de locura hacia los dementores, sacudió su varita y se la clavó a uno de los dementores como si fuera una lanza gritando con todas sus fuerzas: -¡Alice! ¡No! ¡Expecto Patronus!- Su potente voz se oyó en el silencio de la noche y de la varita salió explotando un haz de luz de color plateado que iluminó toda la calle. El bicho bolita plateado era mucho más grande que antes y golpeaba con furia a los dementores ahuyentándolos.
Alice se reincorporó lentamente. -Dime por las barbas de Merlín que estás bien.
Patrick la ayudó con una mano y sin esperarlo ella lo abrazó fuertemente. Desde la carreta se oyeron gritos de aliento y ánimo. El frío de la noche continuaba pegando fuerte y el abrazo duró mucho más de lo pensado. Las mejillas de los dos se sonrojaron y comenzaron a temblar. Se soltaron y volvieron corriendo a las carretas gritando con entusiasmo: -¡En marcha amigos! ¡Sostengansé fuerte! ¡A toda velocidad!
Las carretas agarraron una velocidad muy brusca y tuvieron que tenerse fuerte por todos los saltos que daban. Las mejillas de Patrick continuaban sonrojadas y se lo notaba ruborizado por que no dijo ni una palabra más. Llegaron al gran castillo y en la puerta estaban la directora, Teddy Lupin, Horace Slughorn y Neville Longbotton, el profesor de Herbología. Se bajaron de los carruajes y entraron rápidamente al castillo tropezando con el equipaje. Subieron las escaleras de mármol hacia la sala común muggle y se quedaron todos reunidos allí comentando el episodio de Patrick. Antes de entrar vieron a Cir. Cadogan dormir arriba de su caballo, lo despertaron con un leve murmullo y les preguntó la contraseña. Ninguno la sabía. Se acercó Patrick que dijo en voz alta: -Matad o morid.
La puerta de la sala común se abrió y los acompañó a entrar. Una vez todos reunidos en la sala común les explicó: -Miren, ya es muy tarde para que nos quedemos hablando y aparte tengo que volver a mi casa. Tienen mi palabra y la de todos los tutores de que les contaremos lo prometido. Mañana a las 11 nos encontramos en el aula de estudios muggles.
No se atrevieron a negárselo pues era muy tarde y continuaba haciendo cada vez más frió.
-Buenas noches.- Se retiró Patrick saludando en voz baja y se quedaron dialogando sobre el encuentro que tuvo con los dementores. Se metieron bostezando en las carpas.
-¡Arriba!.¡Tenemos que salir urgente!- Un sacudón despertó a Kevin y no entendía a que se refería Sergio.
-Nos han dicho que algo terrible le ha ocurrido a Patrick ¡Tenemos que ir a verlo a la enfermería ya mismo!- Dijo con desesperación Maxi. Se vistió a toda velocidad y subió corriendo las escaleras con los demás de tal manera que casi se cae mientras la escalera se movía. Una gran tormenta se sentía en el castillo y los rayos descargaban toda su furia contra las paredes. El temblor les hizo poner la piel de gallina, en el piso había algunos estudiantes curioseando y mirando para todos lados, como si la maldad de pronto hubiera atravesado las paredes del enorme castillo.
-¡Diablos!.¡¿Pero por qué tanto misterio?!- Gritó Wendy escandalizada. Entraron corriendo en la enfermería, allí estaban todos los muggles y los tutores rodeando la cama de Patrick. Este estaba tirado en la cama con su ropa destrozada y con vendas en la cara.
-¡El horario de visita ya ha concluido!- Dijo de mala manera Madame Pomfrey, la enfermera, lucía muy cansada. -No se preocupen, pronto se pondrá bien, o al menos eso espero.
Nadie dijo nada, sólo se retiraron de mal humor y los adolescentes rodearon a los tutores. Hacían preguntas todos juntos, desordenados y desesperados. Querían saber que le había ocurrido a Patrick, en ese momento apareció la directora Minerva MC Gonagal, junto a un señor muy viejo, llevaba puesta una túnica muy antigua de color azul marino. Tenía muchas arrugas en su oscuro rostro y algunas cicatrices muy pronunciadas, llevaba consigo un gran bolso de color negro abierto, allí había túnicas, corbatas, camisas, todas arrugadas.
-Les presento al Ministro de Magia, Kingsley Shaklebolt.- Saludaron con una leve reverencia. -Estoy seguro que necesitará esto, no le ha quedado nada de ropa.- Dijo mirando a madame Pomfrey, ella lo recibió de un tirón. Alice dejó escapar varias lágrimas y Cecile rompió a llorar junto con ella, Rodolph las abrazaba, aunque también se lo notaba muy caído y con voz muy débil.
-Muchas gracias.
-Por nada, agradézcanselo a Arthur Weasley quién ha guardado esta ropa en su casa desde hace mucho tiempo.
-Disculpe mi curiosidad ¿De donde ha sacado esta ropa el señor Weasley?
El ministro levantó las cejas en gesto de desconcierto.
-La ha tenido guardada luego de la muerte de Bartemius Crouch ¿Recuerda lo que le conté aquella tarde?
-De acuerdo.
La directora miró fijamente a los tutores. -Cuanto lo siento...
Nadie dijo nada, los adolescentes estaban atados a sus dudas hasta que alguien les contara que había ocurrido. Kevin dio un bostezo forzado y miró su reloj, este marcaba las 07:40 de la mañana.
-¿Cuando les contará lo que ocurrió?- Interrogó a Rodolph luego de una pausa. -Necesito un aula ¿Cual podría prestarnos?
-Vayan al salón de Música mágica y música muggle.
-De acuerdo.
Se despidieron rápidamente del ministro con un leve saludo de la mano y se dirigieron hacia el aula. La incertidumbre era realmente grave, por que en la madrugada lo habían visto antes de irse a dormir. Entraron al aula, Cecile continuaba llorando y Rodolph no paraba de hablarle. Alice Spencer ordenó a los chicos y cerró la puerta, contuvo la respiración unos segundos y dio un suspiro.
-Hemos sufrido una emboscada en la casa de Patrick, en la casa donde estábamos, Polklop nos ha visitado y se aseguró de destruir todo el lugar.
Alice se sentó resignada y Rodolph se puso de pie y se aclaró la voz:
-Verán, todo comenzó en un viaje que hicimos en septiembre del anteaño pasado. Nosotros éramos 5 muggles comunes y corrientes. Lo único que nos distinguía era que formábamos el grupo de investigadores y de historiadores de runas antiguas o de escrituras jeroglíficas más prestigioso del mundo. Todos los años nos reuníamos y elegíamos un país para estudiar su historia antigua por medio de dichas escrituras. Nuestro maestro Stockton Milles planeaba las expediciones y planificaba los viajes.
Más de un adolescente se tapó la boca con las manos por que le impresionaba la naturalidad con la que Rodolph revelaba tal verdad. También comenzaron a mirar los instrumentos musicales que estaban guardados cada uno en su estuche.
-Ese año viajamos a Egipto y fue el peor viaje que jamás hubiéramos imaginado. En el medio del desierto se nos descompuso el Jeep que habíamos alquilado para cruzar el desierto. No encontramos forma de arreglarlo por que se nos había quemado una parte importante del motor. Así que tuvimos que acampar por que el sol se ocultaba. Esa noche ocurrió algo increíble, una gran tormenta se levantó en el lugar y nos desarmó las carpas. Ante nosotros la gran montaña de arena que teníamos en frente había desaparecido y su lugar lo ocupaba una pequeña pirámide, queríamos entrar, pero Stockton nos dijo que con esa oscuridad que había no veríamos nada y que era mejor explorarla de día. Fuimos a dormir y escuchamos un grito y otro gran viento se levantó. Stockton Milles no estaba más en su carpa y la puerta de la pequeña pirámide estaba abierta. Entramos a toda prisa y vimos un sarcófago, un cubo de oro inmenso y a su lado un papiro inmenso y un escrito a mano, una nota que enseguida reconocimos que era de Stockton.
Alice sacó un papel del bolsillo y comenzó a leer:
Queridos amigos
He entrado a esta pirámide por que sentí que algo o alguien me llamaba y cometí el error más grande de mi vida: Toqué con mis manos el cubo embrujado. Tendrán que dirigirse urgentemente a mi casa y descifrar las runas antiguas de esté pergamino. Allí se darán cuenta que he cometido el error más grande de mi vida. En unos minutos Polklop resucitará, se dirigirá a mi cuerpo y expulsará mi alma.
Busquen ayuda lo más rápido que puedan a los magos y hechiceros que hay en el mundo. Mi vida como un simple muggle llegará a su fin y si quieren hacer algo por mí por favor pidan auxilio.
Como sospechaba desde joven, existen los hechiceros, las brujas y, en consecuencia el mundo mágico, donde habitan; y que está fuera del alcance de cualquier muggle. Reconocerán a un mago por su forma de vestir, usan túnicas muy raras y gorros puntiagudos, aunque su mayor distinción está en sus varitas mágicas. Muéstrenlé el pergamino y cuéntenle lo sucedido, procurando que ellos busquen a su máxima autoridad.
Les pido miles de disculpas por mi torpeza y curiosidad. Por nada del mundo toquen el cubo embrujado con sus manos pues cosas terribles les sucederán. Confío plenamente en que ustedes sabrán que hacer. Si alguna vez se enfrentan a Polklop recuerden que el sólo utiliza mi cuerpo, mi alma se dirigirá al cielo.
Siempre los recordaré.
Alicia, Cecilia, Patricio y Rodolfo.
Alice rompió a llorar y se escuchó un barullo de comentarios y respiraciones agitadas. Rodolph la abrazó, Cecile se tomó las manos y levantó la caída vista.
-A la mañana vinieron con un Jeep a rescatarnos y nos volvimos sin contarle nada a nadie. En el aeropuerto decidimos ir directamente a Inglaterra, más precisamente a Liverpool, a la casa del solitario Stockton Milles. No podíamos creer lo que habíamos leído, no estábamos preparados para recibir tanta información de golpe. Ni bien llegamos a la casa nos pusimos a buscar los Abecedarios de Runas que Stockton había diseñado y comenzamos a descifrar palabra por palabra. Esa noche no alcanzamos a completar un renglón cuando de pronto escuchamos una explosión en la casa. De la nada se nos apareció Stockton Milles, su rostro era serio pero tenía una leve sonrisa. Allí recordamos la nota y deducimos que no era el, llevaba algo en la mano, algo que desconocíamos hasta entonces… ¡Una varita mágica!
Se tapó el rostro con las manos, Rodolph soltó lentamente a Alice y le dio unas palmaditas en el hombro a Cecile. Frunció el entrecejo y miró de reojo a los adolescentes.
-Con un simple movimiento de su varita nos estampó contra la pared y nos aprisionó con unas lianas blancas. Comenzó a reírse y a burlarse de nosotros: “Le debo mi vida a la curiosidad de cinco asquerosos muggles”. Nosotros estábamos muy asustados, aunque a esa altura ya estábamos resignados a morir ¿Qué podían hacer 4 inútiles muggles sin magia?- Tiró un cachetazo al aire y se sentó con los brazos cruzados, negando con la cabeza. Alice se puso de pie y se paseó por entre los adolescentes que miraban cabizbajos.
-Estábamos realmente perdidos, totalmente inmovilizados, entre insultos y burlas desenfundó de un manto gris el cubo embrujado y mientras lo tiraba al piso para partirlo al medio, nos comenzó a contar lo sucedido. Se dijo a si mismo que era el ser tenebroso más poderoso de la edad media, que nunca nadie cuestionó sus habilidades y que todos los que conocían la historia creyeron que nunca volvería. Nos explicó con una rara tranquilidad que el cubo embrujado es un horrocruxe especial que inventó antes de caer derrotado en un fallo que tuvo con el centauro mágico, pero que nadie sabía que el en un futuro lejano regresaría. Luego de partirlo en cuatro pedazos, unió las partes y un viento helado se originó en el medio de la sala de estar. Me liberó a mí y me ordenó que tocara el cubo embrujado cuando me diera la señal. Apenas toqué el cubo me sentí distinta y me volvió a tirar contra la pared, atándome. Luego hizo eso con los demás.
Gruñó de bronca y se apretó fuertemente los dientes, Rodolph continuó:
-Nos dijo que por más que el no quisiera nos estaba heredando todos sus poderes de mago, que tendría que ser así por que necesitaría nuestros cuerpos cuatro años más tarde. Cada cuerpo que él tomara duraría cuatro años y luego se marchitaría por completo, entonces tendría que meterse en el siguiente cuerpo. Así fue como entendimos que nos convertimos en prisioneros de él y se aseguró de que tocáramos el mayor tiempo posible el cubo embrujado. En este momento de trance Patrick se acercó a Polklop y en un demente impulso le pegó un puntapié haciéndole perder el equilibrio. Se cayó y, tras la violenta interrupción del contacto, el cubo se volvió a partir y todos los pedazos del cubo se cayeron al piso y se dividieron. El hechicero se puso de pie y enfureció, pero antes de que pudiera pronunciar una maldición asesina explotó la casa. Se río y nos dijo que ya tendríamos suficiente castigo y que cuando este se haya terminado volvería. Convocó los pedazos del cubo con su varita, tomó uno de los dos pergaminos que había en una mesa, y desapareció. En ese momento supimos que el pergamino que se llevó no lo conocíamos y nos dejó el que habíamos empezado a leer.
Se sentó y movía las rodillas de los nervios. Rodolph le siguió.
-Nos quedamos tendidos en el suelo viendo como la casa volaba en mil pedazos por raras explosiones que salían de nosotros. Allí fue cuando un grupo de personas nos levantaron del piso y perdimos la consciencia. Cuando nos despertámos estábamos en celdas separadas, todavía sufriendo de más explosiones que no sabíamos de donde salían, pero una de las personas que estaba allí nos dijo que esas celdas estaban aisladas de cualquier explosión mágica. Le preguntamos donde estábamos y nos contestó “en Azkaban” la prisión de brujos más grande del mundo. Pasaron muchas horas, donde nadie nos contestaba nada hasta que apareció un hombre que hasta el momento desconocíamos, era el mismísimo Ministro de Magia que vino a averiguar que era lo que había pasado. Se acercaron más personas que nosotros no conocíamos y le contamos todo lo sucedido. Se burlaron de nosotros diciendo “que historia más absurda” y nos dejaron solos todo el día.
Hubo gestos de indignación.
-Una noche vino solamente Kingsley Shaklebolt a visitarnos y nos dijo que nos creía, pero que no había pruebas suficientes para demostrar que nosotros estábamos diciendo la verdad. Nos dijo que si le hacíamos caso el vería la forma de liberarnos. Así fue como un tiempo después nos llevaron a un lugar cerrado del ministerio de magia, creo que el departamento de misterios y pudimos hablar mucho mejor. Estaríamos en secreto allí, notaba magia en nosotros y nos enseñaría a usarla con una condición: que cambiemos nuestras identidades y así fue.
Se tomó una pequeña pausa para observar las caras curiosas y luego de contemplarlas prosiguió.
-Alicia Menendez, nacida en Sevilla, España sería Alice Spencer, nacida en Los Ángeles, EE UU y viviendo en Manchester, Inglaterra, para perfeccionar sus estudios y encontrar un trabajo definitivo. Cecilia Ribader, nacida en Costa Rica sería Cecile Veretreux, nacida en Nantes, Francia. Patricio Herner nacido en Misiones, Argentina, sería Patrick Jonson, nacido en Toronto, Canadá, pero viviendo en Misiones, Argentina. Y yo, Rodolfo López, nacido en Madrid, España, sería Rodolph Kirsakof, nacido en Dublín, República de Irlanda. Así fue como quedamos dentro del departamento de misterios en una sala aparte, ocultos de las miradas curiosas. Nos comprometimos a avisarles a nuestras familias que no regresaríamos jamás. Menos mal que muchos parientes no teníamos y que el oficio de investigadores siempre ha sido un trabajo solitario.
Alice siguió.
-Un día conocimos al antiguo reportero de El Profeta, Mike Luayer quién se nos hizo muy amigo y debía guardar un secreto muy tentador. Sería una noticia muy escandalosa que 4 muggles se hayan convertido en magos y le costó mucho conservar ese secreto durante meses, todo el mundo compraría el diario si oían esa noticia. Afortunadamente Mike nos juró no difundir nada y lo cumplió. Hasta que un día Rita Skeeter, antigua reportera de El Profeta y difusora actual, presentó a su sobrina Layla, que hizo en dos años toda la carrera de periodismo y que parecía muy hábil e inteligente. Esta joven acompañó a Mike durante las redacciones y al poco tiempo de conocerse se pusieron de novios. Sin embargo Layla era muy curiosa y chismosa. Luego de revisarle las cosas y hacerle confesar a Mike que escondía algo, lo abandonó. Rita Skeeter lo despidió de una patada y puso a su hija en su reemplazo. Esa mocosa engreída estuvo husmeando por todo el ministerio para saber que secreto escondíamos, afortunadamente no logró encontrar nada, pero eso hizo que El Profeta empezara a atentar contra el Ministerio de Magia. La desaparición de personas y explosiones en varios lugares les llamó mucho la atención. Así mismo cuando sepan la verdad estoy segura de que la van a gritar a los cuatro vientos. Hace tiempo que El Profeta nos viene persiguiendo, tratando de averiguar si realmente le escondemos algo. La atrevida de Layla nos ha incomodado muchas veces, por suerte no nos sacó ni una palabra.
Cecile se inquietó y explicó: -Nos enseñaron magia todos los días, hasta el día de hoy. Así es, cuando no estamos aquí o en la casa que nos hospeda estamos en el Ministerio aprendiendo magia. Aunque con lo que acaba de suceder no sabemos dónde iremos a parar. Por que con este peligro rondando allá afuera tendremos que buscar un lugar más seguro, sin embargo no queremos ir a vivir al departamento de misterios de nuevo, ya estuvimos encerrados muchos meses y fue muy triste, está todo oscuro y no se podía respirar.- Hubo una gran pausa donde algunos se desperezaron. -Se preguntarán como es que llegamos a ser sus tutores, pues bien, luego de la cadena de tragedias en todo el mundo el ministro de magia creyó que era lo correcto que nosotros los busquemos, los metamos en Hogwarts y los cuidemos. En efecto eso tratamos, pues los queremos como si fueran nuestros hijos.
Una gran mirada de gratitud se extendió por todo el salón y los adolescentes se levantaron para acercarse a los tutores. Eliana y Wendy abrazaron a Alice, mientras los demás acercaron más las sillas.
-Lamento mucho que les hayamos mentido todo este tiempo, que les ocultáramos las cosas y que les diéramos tanta información falsa, pero si les contábamos la verdad sin un tiempo de adaptación ninguno de ustedes hubiera querido venir a Hogwarts, sobre todo sabiendo que es impredecible el regreso a sus casas. Si los peligros continúan en esta medida tendremos que buscarles otro lugar para vivir.
La multitud abrió los ojos como platos, por un instantes quedaron perplejos, Justine Lurd preguntó con mucha delicadeza: -¿Como fue el momento en que decidieron pasarnos a buscar?
Rodolph le sonrío. -Francamente fue muy raro, nosotros presentíamos que Polklop se movería, en un principio pensamos que ajustaría cuentas con nosotros, pero no sabíamos bien que haría. Cuando el Ministro de magia dijo que nos daría aurores para custodiarnos nos sentimos mucho más seguros y estábamos decididos a hacerlo. Apenas comenzaron las explosiones, las desapariciones y los desastres naturales, supimos que Polklop estaba detrás de todo esto y fuimos a buscarlos.
Rodolph se sentó lentamente, Cecile le siguió.
-Nos costó mucho encontrarlos por que hubo explosiones mágicas en varias ciudades, en varios países y no sabíamos por cual comenzar. Fue un verdadero laberinto. Cuando supimos que los pedazos del cubo habían sido distribuidos pensábamos que Polklop los raptaría y los tendría bajo su poder. Sin embargo los dejó libres y allí fue que recordamos nuestra evolución en magos.
Kevin les preguntó rápidamente: -¿Ustedes tuvieron magia inconsciente?
-Todos los magos tienen magia de ese tipo, pero no a todos se les manifiesta, a nosotros no se nos manifestó nada, mas que un gran cambio. Digamos que luego de las explosiones no hubo más disturbios en donde estábamos.
Jeremias Enargio se atrevió a interrogar: -¿Y por que no nos secuestró?
-Ese es el gran acertijo, cuando supimos que la mayor cantidad de explociones mágicas estuvieron en Paris, deducimos que Polklop estuvo allí por más tiempo. Uno de los magos que nos cuida en el ministerio de magia dijo que, según lo que le contamos, el cubo mágico es una “reliquia maldita”. Y Como tal, cada vez que se rompa en pedazos su maldición se dividirá y disminuirá. Quizás Polklop ya tenía planeado que la magia de los pedazos del cubo llegaría a ustedes de a poco y que con todas las medidas de seguridad que se tomaron en el mundo entero tendría que dejar pasar un tiempo. Así que hubo tiempo suficiente para localizarlos, asegurarnos de que tuvieran el pedazo del cubo embrujado y refugiarlos aquí. Lastima que como su evolución mágica está avanzada, ya deben ser compatibles con el alma de Polklop.
En ese momento se asomó la directora. -Disculpen, pero ya tienen el diagnóstico final de Patrick.
Se levantaron de un salto y la siguieron a toda prisa. Allí estaba Madame Pomfrey negando con su cabeza. -Lamento mucho que la poción Crecehuesos no haya surtido efecto. El señor Jonson ha perdido el aura del brazo derecho, por más que crezca y se estabilice no lo podrá mover más por que cerebralmente lo ha perdido.
Alice y Cecile lloraban en silencio, Rodolph no podía levantar la mirada.
-¿Han escuchado con que hechizo lo atacaron?
Rodolph respondió con frialdad. -La maldición Avada Kedavra
Madame Pomfrey se tapó la boca con las manos, Minerva MC Gonagal movió su cabeza hacia atrás en gesto de asombro. -¿Como ocurrió?
-Justo en ese momento nos desaparecimos, al parecer la maldición alcanzó a tocar su brazo.
-Lo siento mucho, he escuchado que su hermana, Silvina Jonson ha muerto.
-Si, así es.
-Bueno, por el momento necesitará algunos días de reposo, esta tarde podrán visitarlo.- La directora se retiró lentamente, mientras los miraba como si quisiera decirles algo. Los tutores bajaron las escaleras conduciendo a los adolescentes a la sala común muggle. Entraron y le preguntaron todos juntos. -¿Silvina Jonson es la hermana de Patrick?
-Según su nueva identidad si. En realidad es la dueña de la casa donde estábamos nosotros, ella era una muggle común y corriente, conocía al Ministro y ofreció su casa para hospedarnos allí. Pero al parecer la casa de Misiones, Argentina, si es que quedó algo de ella, ya no es un lugar seguro…
Raper los observó con curiosidad, se acercó y preguntó: -¿Usaron auriculares alguna vez?
-Nosotros ya sabemos inglés y 6 idiomas más.
Poco a poco se fueron animando a preguntar: -¿Cual maldición le hicieron a Patrick?
-Avada Kedavra, una maldición asesina que por suerte no le dio de lleno, aunque no es consuelo, ha perdido el brazo con el que manejaba la varita.
Desayunaron, fueron a descansar y luego de una triste tarde pudieron ir a visitar a Patrick a la enfermería. Se acercaron y entraron en grupo, a Madame Pomfrey no le agradó mucho eso pero cedió. Allí estaba Patrick tendido con un yeso en el inmóvil brazo derecho. -Se bien que ya no podré mover mi brazo derecho. Al menos estoy vivo, no podrán tan fácilmente conmigo.- Levantó la voz dirigiéndose a los adolescentes que asomaban la cabeza en la puerta y que se decidieron a entrar. Charlaron mucho tiempo y se enteraron de que Polklop le había robado su varita y necesitaría otra. Tras algunos llantos y risas compartieron un largo rato con Patrick excediéndose en el horario de visita unas largas horas.
-Por hoy pasa, por ser nuevos.- Les contestó severamente Madame Pomfrey, aunque luego les guiñó el ojo.
A la hora de la cena se corría el rumor entre los adolescentes de que los tutores habían hablado con MC Gonagal y se quedarían en Hogwarts. MC Gonagal se puso de pié y les contó las novedades a los pocos alumnos que había en ese momento, pues todavía faltaban unos días para que terminasen las vacaciones. Se aclaró la voz y empezó a señalar uno a uno a los 3 tutores. -Al reanudarse las actividades la señorita Spencer se encargará de dar clases de inglés a todos los muggles que no lo sepan y a quién lo necesite, sus horarios de clases los pondremos en unos días. La señorita Veretreux enseñará dibujo muggle y dibujo mágico a todas las personas que estén interesadas, pues la antigua profesora que daba esta materia está de viaje. El señor Kirsakof enseñará música popular muggle y mágica, complementando el curso brillante de Música muggle y música mágica que damos en esta institución. El señor Jonson, quién en unos días estará recuperado, dará Literatura, una nueva asignatura que nos venía faltando para ofrecer más variedad en los cursos. Recuerden que el arte es lo más hermoso y mágico que hay. Si todo sale bien podremos tener inclusive audiciones, muestras de dibujo y de literatura. Todo dependerá de cómo se vayan sucediendo los acontecimientos. Entre tanto los tutores también han venido a Hogwarts para perfeccionar sus estudios con nuestros prestigiosos profesores.
Se tomó las manos y sonrío. Los muggles aplaudieron conmovidos, no podían creer que los tutores se quedaran en Hogwarts y que se transformarían en sus profesores.

(Fin del Capítulo 18)

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