El Libro Avanzado del Príncipe Mestizo
El día lunes se dispersó tras varias materias teóricas que requerían pensar dos o tres cuestiones a la vez. Los 16 muggles estaban bastante saturados, la consigna del día era "equilibrio" y se extendía en las distintas maneras de aplicar la magia. En la clase de Encantamientos nadie había logrado hacer el hechizo levitatorio Wingardum Leviosa y se fastidiaban de que sólo Kevin y Mady supieran conjurarlo bien. Nadie había logrado si quiera levantar ni un poco el lápiz y muchos ya ponían en duda su relación con la varita mágica. Según la opinión de los profesores tardarían un mes en lograr el primer hechizo con su varita. Mientras tanto tendrían que estudiar intensamente cada libro y practicar todos los días. Quedaba inconclusa la respuesta de cómo Kevin había logrado hacer los hechizos: Lumus, Lumus Máxima y Wingardum Leviosa. Mady hizo un trato con Kevin para no contarle a nadie que también sabían el hechizo Alohomora, pues no les gustaba la idea de que los miren con envidia. Raper y Maxi no parecían molestos con Kevin, lo felicitaban cada vez que usaba su varita mágica y le resultaba bien el hechizo. Eso lo hacía sentir muy tranquilo a Kevin, no quería que sus amigos lo menos precien por presumir de sus habilidades.
El día martes se levantaron tarde, ya que a algunas materias todavía les faltaban los profesores y no había reemplazantes que pudieran darla, entonces quedaba tiempo para estudiar y fijar los innumerables temas que daban en cada materia. La mañana era lluviosa, en un rincón de la habitación estaba Raper practicando con su varita el hechizo Wingardum Leviosa, pero por el momento no lograba hacer flotar en el aire el lápiz que estaba en el piso. Sentados en dos mesas de la sala común muggle estaban Eliana, Lina, y Maxi empezando a hacer un trabajo práctico sobre hechizos simples. Kevin dormía en su habitación, pues el día anterior había terminado muy cansado. Mady y Wendy estaban en la habitación ordenando la pieza y empezando a sacar la mayoría de las cosas del equipaje. En ese momento Mady estaba limpiando la mesita de luz que estaba a la derecha de la cama y vio algo que la sorprendió mucho.
-¡Wendy nuestros cubos mágicos cambiaron de color!
El pelo enrulado, rubio y despeinado de la chica dio un giro violento. Abrió los ojos como platos y observó los dos cubos que eran de un color blanco pálido.-¡Pero si antes eran dorados!
-No puede ser…
Salieron de la habitación en busca de alguien que pudiera explicarles el extraño cambio. Los muchachos que estaban haciendo el trabajo práctico los miraban con cara desconcertada, fueron rápidamente a sus habitaciones y, en efecto, el cubo mágico había cambiado su color. Maxi fue en busca de Raper y de Kevin para que se reunieran con el resto en la sala común.
-¿Como puede ser que nuestros cubos mágicos hayan cambiado de color?- Preguntó Kevin bostezando, se tapó la boca con la mano y propuso:-¿No será mejor que vayamos a preguntarle a alguien?
-No hará falta…
En ese mismo momento apareció Alice Spencer en la sala común. Llevaba puesta una túnica de color violeta y algunas rayas celestes. Su mirada parecía severa. -Por favor siéntense, tengo que comentarles algo.- Las 10 personas que estaban en ese momento en la sala se sentaron, Alice se tomó las manos y respiró hondo: -Sergio ha tenido un accidente. Pero no se preocupen, está en la enfermería recuperándose y fuera de peligro.
Las miradas atentas se transformaron en pálidos gestos de impresión. Maxi se miró con Mady y se atrevió a romper el silencio.
-Nuestros cubos mágicos han cambiado de color, ahora son blancos. -Mostraron su cubo mágico, al igual que los otros. Alice sonrió y luego bajó la mirada.
-Les contaré lo que pasó.- Hubo otro gran silencio. -Sergio estaba caminando por los pasillos y se ha cruzado a Peves que lo asustó. Se puso tan nervioso que su lado inconsciente afloró.- Se llevaron la mano a la boca. -Su magia inconsciente es disparar rayos por todos lados. Ha hecho varios destrozos e incluso casi electrocuta a los chicos que estaban cerca. Pero calma, calma. Nadie a resultado herido, él estuvo inconsciente unos minutos y ahora se encuentra bien.
Las chicas levantaron las manos, pues querían hablar: -Peves nos ha estado asustando desde que llegamos, nos tira con agua en los baños y con bombitas de agua, nos amenaza…
-Lo sé, lo sé, pero no podemos hacer nada. Ya le he informado a la directora, sólo me ha dicho que lo ignoremos, lo cual no me ha convencido.
Wendy levantó la voz para hacerse escuchar y respondió con voz enojada. -¿Así que nos molesta todo el día y lo único que nos dicen es que lo ignoremos?
-Lo lamento, yo tampoco estoy de acuerdo con esa sugerencia. Es más, si Peves los sigue molestando les voy a enseñar un hechizo para congelarlo o para encerrarlo en el armario…- Hubo otro gran silencio, este fue el más notorio de todos. Alice se retractó: -Sólo bromeaba, si les llego a enseñar esas cosas me van a expulsar de Hogwarts.
Unos quejidos mostraron el disconformismo.
-¡Silencio! Tengo que decirles algo más. El cubo mágico que tienen cambiará de color cuando alguno de ustedes se hallen en peligro, o cuando algo ocurra. Cada vez que cambie de color tendrán que llamarnos para intentar ver de qué se trata.- Se pegó la media vuelta y se despidió. -Los mantendré informados. Adiós.
En el almuerzo todavía seguían comentando lo sucedido. Cerca de la mesa pasaron magos de Slytherin que llevaban el diario El Profeta. Y uno de ellos les mostró a los muggles el título principal de la edición. Era alto, sus ojos eran de color negro, su cabello lacio y lucía un colgante con el escudo de Slytherin.
Un muggle que debería estar en Sanmungo:
Esta mañana un muggle sufrió en Hogwarts un ataque de fiebre mágica, pero las autoridades se niegan a aceptarlo y sólo dicen que ha sido un accidente…
Nuestra pregunta sigue sin ser contestada¿Que diablos hacen 16 muggles en Hogwarts? Quizás sufran todos fiebre mágica…
Se acercó James y empujó hacia adelante al chico que mostraba el diario: -No le hagan caso a El Profeta, últimamente se la pasa diciendo idioteces.
A regañadientes caminó el chico mientras James lo miraba desafiante.
-Si tienes algún problema Santiago te espero esta misma noche en el Club de Duelo.
El chico largó una carcajada con ganas y le dio una mirada de desprecio. Se integró a los otros chicos de su casa y se fue.
-¿Que es el club de duelo?- Preguntó Raper interesado.
-Tonterías, olvídenlo. Si necesitan algo sólo llámenme. Que tengan un buen día.- Se despidió rápidamente y se dirigió a la mesa con sus compañeros.
Raper intercambió miradas con los demás buscando explicaciones, pero como no las encontró cambió de tema. Conocieron algunas de las mazmorras y sótanos, uno de ellos llevaba a la clase de Pociones con el profesor Horace Slughorn. La primera clase resultó bastante interesante, hablaron de que las primeras pociones en el mundo se descubrieron a través de experimentos curiosos. Pero la mejor manera de concretar una poción era con la combinación de sabiduría y atrevimiento.
-Libro, página 10.- Se acercó a un gran armario, sacó un gran bolso y lo extendió en su escritorio. Los muggles lo miraban atentamente. -Hoy habrá un pequeño examen de diagnóstico. Quién prepare la sencilla poción contra quemaduras llamada "pócima de hielo" o "Pasta para quemaduras" tendrá un sorpresa de regalo.- Desarmó el bolso y extendió distintos tipo de materiales, pequeños cubos cerrados con sustancias de todos los colores. Todo el mundo tenía la mirada perdida dentro de sus calderos. -Bien les daré esta última hora...
El tiempo pasó lentamente, algunos leían el libro desconcertados, otros no salían de su asombro mirando los calderos y los rarísimos ingredientes que había en la mesa. Kevin leyó un momento su libro y tomó en la mesa una sustancia verde parecida al dentífrico y otras sustancias en potecitos. Encendió el fuego y mezcló rápidamente los ingredientes. En el libro decía que cada tres revueltas en dirección a las agujas del reloj había que darle un soplido y una vuelta al revés. Entre la cantidad de ingredientes y las alocadas instrucciones había un clima de histeria en el ambiente.
-¿Y bien…? Suelten la cuchara de sus calderos, ya es tiempo.- Miró uno a uno los calderos, algunos olían muy mal, se acercó al caldero de Kevin, en el interior del caldero había un líquido de color naranja totalmente empastado. -¡Tenemos un ganador!
Kevin intercambió miradas de asombro con Mady, esta le guiñó un ojo burlona. El profesor controló los demás calderos pero nadie más lo había concretado.
-Bueno, vayan al baño a limpiar los calderos.
Al retirarse todos los alumnos del salón Slughorn detuvo a Kevin.
-Quédate un momento muchacho.- Lo miró con ojos atentos y se sentó enfrente del escritorio. -Has mezclado muy bien tu poción, por eso te mereces que te de una oportunidad especial. Si el jueves logras mezclar bien la poción que te daré, tendrás un premio mayor.- Levantó las cejas y ensanchó la nariz. -Será una sorpresa y de seguro un gran incentivo para tí. Trabaja duro, muchachito.- Le dio una palmadita en la espalda y luego se fueron del salón.
La luna se asomó en la sala común muggle.
-¡Con que un premio mayor!.- Emitió con voz graciosa Raper. Mady y Wendy daban pequeñas carcajadas.
-Ni tengo idea que será…- Contestó Kevin desorientado.
El día siguiente no sería un día más, en un lugar al que estaba empezando a acostumbrarse. En el desayuno recibió una agradable sorpresa. Una lechuza enorme de color marrón rojizo se acercó a Kevin y le arrojó un paquete violentamente en la mesa. Todos se sobresaltaron y Kevin subió la voz.
-¡Esta lechuza debe ser la madre de Ululú!
La lechuza le dio una mirada de desprecio y se alejó rápidamente volando. Los otros lo miraban asombrados. Desenvolvió el paquete y levantó una pequeña notita que estaba arriba de un pequeño libro.
Querido Kevin:
Espero que estés gozando de una hermosa estadía en Hogwarts. Patrick me ha prestado gentilmente a Isabelle para que llevara este libro. Pues mi lechuza está muy vieja y si sigue así pronto tendré que cambiarla. Espero que te agrade este sencillo libro y pronto te llegarán más. ¡Apuesto a que ya has aprendido algunos hechizos con la varita! Por mi parte ya he recuperado la mía. Escríbeme cuando quieras.
Que lo pases lindo.
Felipe Welintong
Le dio un rápido vistazo al libro que se titulaba: "Pociones simples y creativas" por Steve Eranson. En un pantallazo recordó la imagen de la biblioteca de Eranson y se dijo así mismo en voz alta.
-Así que Eranson ha escrito libros y yo estuve revolviendo su biblioteca…
Mady se percató de que la sonrisa de Kevin se estaba borrando y le preguntó: -¿Esa lechuza que vino es la madre de Ululú?
Kevin dejó de pensar y contestó: -Así es, Patrick me ha contado de ella, de que la encontró en Misiones y que nunca quiso cazarla, pero ella se pegó a él.
-¡Que grosera ha sido tirándote el libro y largándose!- Exclamó Wendy ruborizándose de que todo el mundo la mirara tras ese comentario chillón.
Asintieron todos con la cabeza mientras miraban al muchacho hojear el libro y detenerse en un capítulo. -¡Miren! Aquí está la poción contra quemaduras.- Nadie le prestó atención.
-Si es tan complicada como el libro que tenemos no vale la pena.- Contestó Wendy tranquilamente, tratando de mostrarse serena.
El tiempo del desayuno se terminó y en el resto del día Kevin no tuvo tiempo de darle otro vistazo al libro. Al día siguiente se levantaron tarde pues el día anterior resultó ser agotador para todos y necesitarían un descanso para lo que se vendría. En la sala común estaban levantados Maxi y Kevin mirando los extraños dibujos que había en el libro.
-Esta serpiente es fenomenal, voy a tener que copiarla yo mismo.- Se fue y volvió con una carpeta azul que Kevin ya la había visto antes. La abrió, allí se observaban varios dibujos.
-¿Me dejas ver tus dibujos?
-Si, ten.
Había un montón de dibujos de dragones, de superhéroes y de villanos.
-Asi que eres dibujante…
-¿Te parece?- Interrogó burlón y se rieron los dos.
-¿Como no lo has dicho antes? Me gustan tus dibujos.
-Gracias, soy un poco tímido para mostrar lo que hago y se supone que aquí aprenderemos sólo magia.
-No necesariamente.
-Pero es una parte importante, creo que la mayoría de aquí querrá ver sólo magia.
Hubo una larga pausa.
-Quizás sea así, pero se puede discutir. ¿Que importa que el dibujo muggle no sea popular aquí? Mientras lo disfrutes, eso es lo que cuenta.
Para el almuerzo Kevin ya había leído gran parte del libro de pociones, pero como sabía que a nadie le importaría demasiado se guardó el comentario. Recordaba que le había llamado la atención un antídoto para curar el veneno de una boa gigante y que contenía elementos muy alocados y complejos. Lo que más lo impresionó fue el principio del libro, donde explicaba que era un pequeño anexo al libro tradicional de pociones de primer año, pero que este tenía creatividad y le daría atajos para concluir más rápido. Terminado el almuerzo se fueron hasta las mazmorras que conducían a la clase de Pociones. Slughorn preparó una mesa aparte para Kevin. Mientras se sentaba enfrente del caldero podía notar miradas de envidia, respiró hondo y decidió convencerse así mismo de que la presión no lo traicionaría.
-Para empezar a hacer esta poción debes contestar una pregunta.
El asintió nervioso, la última leída que le había dado al libro de pociones había sido la semana anterior. No lo recordaría…
-¿En que capítulo hallamos el antídoto AS2?
Abrió los ojos como platos y recordó que era uno de los antídotos para curar el veneno de las serpientes.
-En el capítulo 12 "Antídotos para mordeduras de serpientes"
-¡Excelente!.¡Excelente! Quiero que realices ese antídoto.
Hizo algunos aplausos patéticos para el momento y abrió un gran armario.
-Sírvete de aquí los ingredientes que te falten.
Leyó en el libro tradicional el capitulo 12, era muy largo y tenía muchas maneras distintas de preparar el antídoto. Todas con el riesgo de que haya una explosión, sobre todo al poner la sal como elemento obligatorio. Tendría que pensarlo demasiado, evaluar posibilidades, descartar otras, eso le llevaría semanas, meses, pero debía solucionarlo rápidamente. Bajó la mirada hacia el caldero y metió una mano en la mochila sacando el libro de "Pociones simples y creativas" ¿Podría utilizarlo? De lo contrario ¿Le suspenderían este examen por hacer trampa? No le importaba que pasaría, sólo deseaba que la poción no le explote haciendo el ridículo frente a todos. Buscó en el libro esta misma poción y anotó rápidamente los ingredientes para ir por ellos al armario.
Llevar a cabo este antídoto era todo un conflicto, en un lapso de 1 minuto tenía que darle con el cucharón 10 vueltas en dirección contraria a la agujas del reloj y, en una velocidad regular, 5 vueltas al revés, apagar el fuego, soplarlo para que se enfríe, exprimir el veneno de los colmillos de una serpiente muerta, agarrar escarabajos muertos y ponerle una pequeña parte de su cuerpo. Esto último le dio mucho asco. Debía pensar cada movimiento de principio a fin antes de empezar a mezclar, pues un movimiento en falso o erróneo desembocaría en la explosión y en que se convierta en el hazme reír de toda la clase. Tomó un huevo podrido, luego limpió con un trapo la pequeña tabla en la que había puesto todos los elementos, entre ellos los que restaban: huevos podridos, savia de distinto tipos de árboles y un barro que se generaba de la mezcla entre el veneno del aguijón de una avispa, sangre de ciervo y la raíz de una extraña margarita. Antes de meter los elementos en el caldero los dispuso en su banco en grandes tiras de papel y con pequeños cartelitos le puso el nombre a cada elemento. De esa manera diferenciaría rápidamente los que más se parecen y tendría menos margen para el error. Cada potecito tenía debajo su nombre.
-Ya casi es hora…- Presionó Slughorn. -¿Ya tienes todos los elementos mezclados y seleccionados?
-Eso, cre, creo, eso su, supongo.- Tartamudeó Kevin muy nervioso, algunos de la clase se reían y comenzaron los murmullos.
-Pues muy bien, miremos todos entonces el procedimiento final para este antídoto.
Hubo un gran silencio, el profesor se sentó en su escritorio y se acomodó para observar la escena muy tranquilamente apoyando la cabeza con una de sus manos y acariciándose uno de sus bigotes canosos.
-Cuando quieras.
El muchacho dio una mirada de resignación al caldero, su frente transpiraba tanto que ponía demasiado en evidencia sus nervios al secarse la frente. Puso agua en el caldero, prendió fuego debajo, esperó 3 minutos que parecían eternos y comenzó a seguir las instrucciones del libro. Tomó mucho aire y respiró lo más hondo que pudo. Colocó un liquido verde clarito, luego un líquido naranja que estaba formado en un vaso, los pedazos del escarabajo, otro líquido que era tambien verde clarito y otro de color marrón este parecía barro. Apagó el fuego y empezó a soplar para que se enfríe, del interior del caldero salía un olor horrible e inexplicable para la nariz de cualquiera. Puso otro líquido de color amarillo, eran los huevos podridos, volvió a prender el fuego y revolvió 10 veces, tenía que dar 10 vueltas en dirección a las agujas del reloj en el lapso de 10 segundos y luego 5 vueltas rápidas en dirección opuesta. Este método lo aplicó 3 veces en el lapso de un minuto. Venía el paso más difícil, colocar la sal cuidadosamente para que no rebalsara ni explotara la poción, puso de a pizquitas de la manera más cuidadosa que pudo y lo logró. Por último un líquido puramente rojo, sangre de ciervo, la que servía para purificar el contenido. La frente estaba totalmente empapada, sudaba por todos lados, intentaba que el sudor que le caía en la frente no cayera adentro de la poción pues no sabía lo que pasaría. El líquido de la poción había tomado un color azulado y bailaba para todos lados queriendo salirse del caldero. Bajó el fuego lentamente hasta apagarlo y en un gran estremecimiento se dejó caer en la silla exhausto. Los murmullos crecieron violentamente. Slughorn examinó el caldero, le dio una última revuelta y dijo con voz calma.
-Felicitaciones muchacho.
Hubo varios aplausos y luego el profesor explicó a sus alumnos de que se trataba este antídoto. Kevin miraba incrédulo hacia al profesor, luego hacia Mady que le volvió a guiñar un ojo y Sergio asintió con la cabeza en gesto de reconocimiento. El muchacho que había estado en la enfermería ya se encontraba muy bien. El profesor pasó por el banco de Kevin, tomó el libro y lo hojeó.
Kevin puso cara de culpable, aunque prefería eso a que le explotara la poción encima. Slughorn se tomó una pausa y habló con entusiasmo.
-Con que eres aprendiz del viejo Eranson… ¿Sabes algo? Él tomó un curso de clases particulares conmigo aquí en Hogwarts. Fue un gran brujo en Argentina, un gran maestro, convirtió a ese país en un gran exportador de magos e hizo que esta institución tenga más consideración para/con los magos de América Latina. Desde el año 2000 la institución ha creado exámenes de ingreso, cursos y becas para magos y brujas que les interese profundizar sus estudios en Hogwarts o fuera de él. Probablemente el año que viene comenzen los cursos e ingresen alumnos por unos años, así como tambien las becas para entrar directamente a un año nivelatorio.
Kevin puso una mirada incrédula, se puso a pensar en la suerte que tenía y quiso aprovechar ese momento relajándose. Al final de la clase se quedó charlando forzosamente con el profesor mientras todos los otros ya habían salido. Pero recibiría un premio, aunque en ese momento le interesaba irse al patio y tomar mucho aire.
-Bien muchacho, has mostrado sabiduría y atrevimiento, eso amerita que pertenezcas a mi club.- El adolescente puso cara de confusión. -Elijo a los magos más sobresalientes del colegio y los invito a mis reuniones que ya son toda una celebridad desde hace mucho tiempo.
Kevin esperaba una felicitación, un apretón de manos, a lo sumo una buena nota, pero esto era distinto y desconocido.
-¿Como es eso?
-Antes del 31 de octubre te enterarás mejor, yo te invitaré y diré que te avisen para que asistas a la primera reunión. Y además quiero darte esto.- Desde abajo de su escritorio sacó un libro pequeño, más pequeño que el libro de Pociones simples y creativas de Steve Eranson, parecía uno de los clásicos libros de bolsillo. Lo tomó con la punta de los dedos y antes de dárselo a Kevin lo abrió de par en par mostrándoselo. -Como verás estas letras no se pueden ver con ninguna lupa.
En efecto sólo en el libro se observaban rayitas muy pequeñas y muy juntas.
-Están hechas a propósito, es un libro para los que saben magia avanzada y saben como tomar un párrafo con la punta de la varita, pegarlo en un papel y con otro hechizo aumentar el tamaño de las letras para poder leerlo y así página por página.
Sus ojos se abrieron y sus cejas se bajaron, ensanchándose graciosamente, su lunar en la frente lucía como nunca ante este último gesto. El profesor se quedó pensando unos instantes mirando hacia el lunar y luego continuó.
-Al ser un libro de pociones avanzadas requiere que se sepan dos hechizos muy avanzados.
-¿Pero por que?
- Por que de lo contrario podría leerlo cualquier estudiante curioso y no sabría que corre un grave peligro. Algunas de estas pociones están relacionadas a las pociones oscuras y que tienen que ver con las artes oscuras. Además de varios hechizos, sólo para estudiantes muy bien calificados.
-Eso debe ser peligroso.- Suposo Kevin sin entender demasiado.
-Muy peligroso, quizás ya has oído decir por ahí que las artes oscuras pueden llegar a ser muy malignas para quién se meta en ellas.
Kevin levantó su mirada hacia el techo. -Tal vez, pero entonces ¿Para que me dará este libro?
Slughorn carraspeó. -Para que lo leas cuando realmente lo necesites, es como un incentivo al estudio. Cuando estés listo se abrirá y te brindará secretos maravillosos.
Comenzó a pensar, la curiosidad lo empezaba a carcomer. -¿Y este libro es popular por aquí?
-No muy popular, sólo los poséen aquellos que aprueban sus últimos T.I.M.O.S. que es un título especial y en Pociones califican con la máxima nota.
Volvió a levantar los ojos mirando al techo. -Sigo sin entender ¿Por que me lo regala a mi?
Slughorn le acercaba el libro lentamente. -Por que veo grandes condiciones en tí para las pociones y confío en que aprobarás muy bien tus exámenes. El día de mañana si llegas a ser un gran ejecutor de pociones necesitarás este libro y bueno... lo tendrás.- Se lo entregó y alejó rápidamente sus manos por que Kevin parecía no quererlo. -Quédatelo, es un regalo que preparé para tí.
El muchacho miró el libro, ni el título lograba leerse bien. Se atrevió a hacer un último comentario antes de emprender su camino hacia afuera.
-Podré saber al menos el título. ¿No es cierto?
El profesor dio un suspiro, lo pensó unos momentos y reaccióno lentamente: -El príncipe mestizo.
La noche se extendió en el castillo y las estrellas brillaban débiles.
-¿Que habrá de especial en ese club?- Preguntó con mucha curiosidad Mady.
-No lo sé, pero espero que no haya más pruebas o algo que me meta en problemas.- Dijo graciosamente Kevin mientras miraba en la mesa de la sala común el pequeño libro de color negro y rayas doradas. Se quedaron charlando de lo bien que había estado en la clase y cada vez que lo felicitaban se sonrrojaba. Se acercó hacia donde estaba Maxi y le dijo al oído.
-¿Estás seguro de que no quieres mostrar tus dibujos, ni a Sergio, si quiera?
-Por el momento no, por favor mantenlo en secreto. Cuando me sienta seguro yo lo diré.
Kevin levantó los ojos como ya lo había hecho antes y mirando hacia el techo.
La tarde del viernes se extendía tan pesada como fría, el otoño se estaba empezando a poner frío y cada tarde era mas propicia para dormir una siesta.
-Para establecer mayores medidas de seguridad los haremos pasar de a uno.- Dijo Teddy Lupin a sus alumnos que estaban con cara de terror. La semana anterior Kevin y Eliana habían vivido una experiencia terrorífica que no sólo los había afectado a ellos sino al restro de la clase. -¿Quién quiere ser el voluntario de hoy?
-¡Yo!- Una voz firme se distinguió por entre los murmullos de los nerviosos muggles. Traspasó el muro de personas y mostró su cara de valor. Sergio acomodó sus lentes, se peinó con la mano y alzó la frente para dirigirse hasta donde se hallaban Teddy Lupin y Horace Slughorn. Estos dos se miraron cómplices, recordando que esa misma semana había tenido un ataque por lo cual había estado en la enfermería y dudaban si sería correcto someterlo a aquella prueba.
-¿Estás seguro?
Sergio aumentó su severidad que poco a poco iba creciendo: -Quiero terminar con todo esto, quiero pasar esta prueba hoy mismo.
Horace le hizo un gesto de afirmación a Teddy y este actuó en consecuencia: -Pues bien.- Alzó su varita e hizo un escudo protector contra la pared para los muggles, estos sacaron su cuadernillo de anotaciones y una lapicera. Slughorn se acercó al armario y antes de apuntarle con su varita aclaró: -Yo cuidaré de ti. Debes mirarme y cuando te de la señal lanzarás todo tu valor y dirás bien fuerte. ¡Riddikulus!
-¿Riddikulus?.¿Que es eso?
Se acercó y le dijo al oído muy claramente. -Si, Riddikulus, si lo haces bien pronto lo sabrás.¡Adelante!
Un movimiento de su varita hizo que un rayo azul apenas perceptible abriera rápidamente el armario. De allí salió una gran sombra y luego las luces del aula empezaron a titilar. De allí salió una figura que giraba a toda velocidad e iba a tomando forma. De entre las sombras salió un fantasma con aspecto tenebroso, se oyeron gritos de terror de algunas de las alumnas. De su cabeza salía sangre, llevaba en cada mano un cuchillo y tenía una mirada de odio. Pegó un grito desgarrador y se lanzó hacia Sergio.
-¡Ahora!- Se escuchó encima del estruendo que se estaba generando.
El adolescente no se podía mover, sólo sus rodillas temblaban fuertemente, sus pies estaban clavados en el piso. Una luz blanca se extendió de su cabeza y parecía una esfera que giraba a toda velocidad. De allí mismo se originaron rayos que empezaron a ser disparados en todas las direcciones. Unos de ellos pegó en el fantasma y otro casi pega en Slughorn que movió su varita diciendo.
-¡Protego!
Sergio se dio vuelta.
-No podré ayudarte¡Tendrás que hacerlo tu solo!- Enderezó su mirada hacia el fantasma, apretó los dientes, tomó mucho aire y gritó:
-¡Riddikulus!
Un disparo de la varita dio en el fantasma, este giró y se convirtió en un televisor que se cayó al piso y se rompió. El muchacho largó una risa nervioso e incrédulo y ese mismo televisor se arrojó hacia el armario que se cerró en un solo movimiento. Casi quedándose sin aire dijo:
-Éste fantasma ya lo había visto en mis sueños, por una película que vi y me dio mucho miedo.
El profesor lanzó un resongo, Teddy Lupin se acercó y se integró para luego explicar en que consistía el hechizo Riddikulus. También explicó que este hechizo se enseñaba en tercer año, pero que no seguirían el programa tradicional de hechizos, pues lo estaban preparando sobre todo para enfrentarse a sus miedos.
El día terminó con más de un comentario sobre el fantasma y con felicitaciones a Sergio que había recibido como premio una barra muy grande de chocolate que compartió con sus amigos.
(Fin del Capítulo 12)
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