El día sábado comenzó de otra manera. Kevin acostumbraba despertar recordando la cantidad de incidentes que sufría en la escuela. Dándose cuenta de que continuaba encerrado, castigado por las innumerables veces que se metía en problemas. Abrió los ojos boca arriba y observó el colchón que estaba en la parte de arriba de la cama cucheta. Esa manera de mirar las cosas era distinta. La vieja sensación de la ausencia de sus padres, los interminables fastidios y la depresión habían cesado hacía ya un día. La mañana anterior se despertó bromeando con Raper y Maxi. Como nunca había bromeado en su vida, con lo que parecían ser sus amigos. Al menos sus compañeros de habitación. El sol ya había salido y eran las 7 menos cuarto. El molesto despertador ya no sonaría pues se le había anticipado despertándose unos minutos antes. La terrible tragedia de sus padres tenía una explicación, como hubiera deseado que estén ahí, que no murieran sin verlo aunque sea con una varita mágica. Que crueles que eran los tiempos y que rápido que se sucedían las cosas. Los problemas al fin y al cabo eran tan iguales como en el mundo muggle. Se metía en problemas, aunque por lo menos la sacaba un poco más barata. No lo castigarían, no lo tratarían como a un fenómeno pariente de la desgracia. ¿A cuantas serpientes más se enfrentaría? Ya iban 3…
¡Patrick!, pensó. Hoy lo vería, podría saludarlo y agradecer su carta.
Se vistió rápidamente, no todo era tristeza, muy de a poco se iba sintiendo cómodo y esperaba que esa sensación se extendiera.
En la gran sala común había mucha gente contenta. Esta vez no le dirigían miradas de odio al grupo de muggles. Parecían estar muy entretenidos por algo en especial. Kevin dio un mordisco a la torta de chocolate y le dio un poco de impresión de que otras personas de las mesas comieran salchichas, huevos fritos, y otros alimentos que acostumbraba a comer al medio día. Se miró con Mady y le dijo:
-Ayer también hicieron lo mismo. ¿Como puede ser que coman eso a estas horas?
-¡Shh!– Chistó Mady. - Tienen otras costumbres, al parecer aquí el desayuno es mucho más completo y no me parece tan mal.
Se miraron con Raper y Maxi que asintieron en forma simultánea. Una chica pelirroja de ojos verdes se acercó hasta Mady.
-Si si, yo te llamé Lilly.
Lilly hizo un gesto de entendimiento. -¿Que ocurre?
-¿Sabes por que están tan contentos los magos?
-Es que hoy irán a Hogsmeade. Un pueblo vecino que tiene tiendas de todo tipo y es un excelente lugar para ir los fines de semana. Lastima que pueden ir sólo los de 3º para arriba y con autorización de sus padres.- Bufó de bronca y se alejó saludando a Mady. Pues la llamaban desde su mesa. En la gran mesa no se veía a Patrick. Se acercó una chica con el pelo lacio y rubia, era Wendy. Kevin se miró con Mady, Raper y Maxi.
-No me gustan estas túnicas, son incómodas y nos dan un aspecto ridículo.
Mady dio un gesto de entendimiento, volteó la cabeza para hablarle a Eliana. Esta era una chica de piel morena y pelo negro. Su aspecto era parecido al que los muggles llaman una “gitana”. Se quedó callada, pero Eliana entendió, tocó el hombro de su hermana Lina y se acercó a donde estaban reunidos todos los demás.
-Oigan, cuando terminen de desayunar vamos al quinto piso antes que todos.- Asintieron y se pusieron a terminar su desayuno.
Mientras subían las peligrosas escaleras Mady le decía a Wendy. -No puedes quejarte por la vestimenta. Nos están tratando muy bien como para que nos quejemos.
Wendy la miró y dio una mirada al piso de resignación. -Es que siento que este no es mi lugar.
Raper se adelantó y habló. -Ninguno de nosotros lo sentimos nuestro lugar, pero no por eso vamos a dejar de divertirnos.
Le guiñó un ojo y se puso a rapear y a bailar, Maxi y Kevin entendieron de qué se trataba y empezaron a hacer palmas:
-Oye amiga, mírame que extraño,
subo escaleras que se mueven y sin manos,
en unas escaleras que me llevan a algún lado
y en estos momentos me tomaría un helado, helado, heladooo!
Aplaudieron entre risas y Wendy se sonrojó. Eliana y Lina lo miraban con el ceño fruncido, como sorprendidas. Lina era muy parecida a Eliana, también tenía el cabello negro, ojos claros, color miel y llevaba puesta una bincha azul que le resaltaba los ojos.
-La próxima vez pueden hacerme una base, por ejemplo: pu, puchi, pu pu puchi.- Se puso a hacer ruidos extraños imitando a una base electrónica que solía haber en la música muggle. Los otros lo miraban y se seguían riendo. Dieron un paseo por las demás aulas antes de decidirse a entrar. En una de ellas había pinturas, el aula se llamaba “Bellas Artes Muggles Y Mágicas”, en otra decía “Música Muggle y Mágica”, los ojos de Raper brillaron de la emoción -¡De pelos!.¡Formidable hermano!.¡Tienen una orquesta y muchos instrumentos musicales!
Se acercaron al aula que decía “Estudios muggles”. Pero antes de llegar se les cruzó un fantasma de aspecto horrible. Era Peves que empezó a hacer ruidos tenebrosos y flotaba mirándolos con gestos maliciosos. En esos momentos llegaba Sergio al lugar. Raper hizo un gesto con la cabeza a Kevin y este empezó a hacer ruidos con la boca: pu puchi pupu puchi…
-Oye fantasma, tú te haces el vivo,
molesta a otros muggles en tu torpe camino,
te digo y te repito: no te metas conmigo,
¡Pues mis grandes poderes terminarán contigo!
Kevin llevaba la varita en la mano, sin querer la movió y una gran chispa roja fue disparada hacia Peves. El poltergeirs los miró y se alejó con cara de asustado, como si se estuviera volviendo loco. Sergio se acercó a ellos aplaudiendo y diciendo en voz alta: -Amigos, ustedes si que tienen estilo…
Nadie emitió una sola palabra, pues la puerta del salón de Estudios Muggles se abrió. Allí salió Patrick, vestido con una gran túnica negra, fumaba de una pipa y tenía una taza de café en la mano.
-Vaya vaya, mira Arthur a estos muchachitos...- De atrás de él salió otra persona, era pelirrojo con muchas canas, tenía una mirada bondadosa y llevaba puesto una túnica muy elegante de color gris, en una mano una taza de café y en la otra una medialuna empezada.
-¡Buen día! Al parecer son los primeros en llegar a la clase.
Los chicos no emitieron palabra, sólo siguieron a Patrick y a Arthur que entraron al aula. Detrás de ellos se acercaban el resto de los adolescentes. Se ubicaron en las mesas y se quedaron en silencio. Patrick se paró, se dirigió hacia el pizarrón y les dijo.
-Aquí cursarán algunos de los estudios que cursan los muggles para que puedan manejarse también en el mundo muggle. El resto de la clase se la pasaron evaluando, junto con Arthur que tipo de conocimientos tenían los alumnos. Escribieron algunas cosas sobre la historia y la forma de vida de los muggles y terminaron con algunos ejercicios de matemática, que también necesitarían para el mundo mágico.
-Bien, eso es todo por hoy. El que lo desee podrá cursar “Bellas Artes Muggles y Mágicas”, “Música Muggle y Mágica”y “Medicina Muggle y Mágica”. Sólo tienen que acercarse a las aulas y consultar los horarios disponibles.- Patrick continuó. -Les recomiendo cualquiera de estos talleres pues podrán hacer distintas cosas y no hay cosa más bella que el arte. Me atrevería a decir que es el padre de la magia.
La charla en el salón se hizo agradable, ya era la hora de salir pero se quedaron un rato más. Uno de los muchachos habló en voz alta. -Estoy un poco cansado de estos auriculares y casi me olvido de tomar la pastilla anoche.
El chico tenía el pelo largo, atado con una colita, los ojos negros, su rostro parecía ser siniestro, pero mostraba tranquilidad. -Entiendo Gerardo, pero debes tenerlos puestos sino no entenderás a nadie y te sentirás muy solo.
El tema de conversación luego se desvió a Eliana. -¿Te han dicho alguna vez que te pareces a una gitana?- Se atrevió a preguntar Patrick.
Ella se sonrojó. -Ya me lo han mencionado. ¿Eso es bueno o malo?
Continuó Arthur. -Para los muggles no es tan bueno, la mayoría detesta las cosas raras y los gitanos están relacionados a esas cosas. Para los magos los gitanos son excelentes hechiceros, muy buenos adivinos y ofrecen ese lado misterioso y fabuloso que tiene la magia.
-¿Los gitanos son hechiceros?
-Depende, los que viven con los muggles tienen cierto tipo de magia pero no conocen el mundo mágico, pero los que viven y conocen el mundo mágico son hechiceros de avanzada magia.
-Creo que con la cantidad de materias que tenemos nos volveremos todos gitanos…- Se atrevió a bromear un chico de pelo corto.
-Pues es así Álvaro, pero no será en vano, te lo aseguro. Ningún mago tiene la cantidad de materias que tienen ustedes pero les aseguro que saldrán favorecidos. A pesar de que los magos normales entren a partir de los 11 años a Hogwarts. Ustedes son otro tipo de magos, son especiales…
Hubo un gran silencio, todos esperaban expectantes a que siguiera hablando, pero no lo hizo. Cerraron las carpetas, los bolsos y se retiraron del aula saludando. Kevin se quedó unos instantes antes de salir, mirando a Patrick y a Arthur que permanecían en el aula tomando nota. Patrick levantó la mirada.
-Te voy a contar una sorpresa, luego del almuerzo iremos a conocer Hogsmeade. Pero no se lo digas a nadie.- Abrió los ojos como platos e hizo un gesto de silencio poniéndose un dedo en los labios.
Kevin asintió, hizo una gran sonrisa de oreja a oreja y se despidió. Se dirigió a la sala común muggle a dejar el bolso. Allí en el cuadro de la puerta estaba Cir. Cadogan, el personaje que cuidaba la entrada a la sala.
-Buen día.
-Buen día forastero.- Se subió al caballo, mientras lo observaba, Kevin ya estaba acostumbrado y le dirigió el habitual tema de conversación.
-¿En que guerra luchará hoy?
-En la lucha por la independencia de los cuadros. ¡Los aniquilaremos a esos bandidos!
-Bien, la contraseña de hoy es: Pelead vencido, pelead como un hombre aunque estéis herido.
-El caballero asintió y abrió la puerta.
Dejó sus cosas en la habitación y se dirigió hacia el comedor. Allí vio a sus amigos y a pesar de que no aguantaba por contarles que iban a ir a Hogsmeade se contuvo y no emitió palabra en todo el almuerzo. En la mesa se observaban al resto de los tutores, de seguro vendrían para acompañarlos. Miró hacia donde estaba Alice, ella le devolvió la mirada y le guiñó un ojo. Kevin se ruborizó y para no dar evidencias se puso a hablar con Maxi sobre los dibujos que vieron en la sala de “Bellas Artes Muggles y Mágicas”. En la gran mesa no estaba la directora y faltaban varios profesores. Entre ellos Teddy Lupin y Horace Slughorn. Alice Spencer se acercó a la mesa de los muggles y les susurró: -Vengan, tenemos que reunirnos en la sala común muggle.
Los muchachos miraron a Alice con curiosidad y se fueron levantando uno por uno. Kevin deseaba hablar, deseaba contarles a sus amigos que irían a Hogsmeade, pero cumpliría lo que le prometió a Patrick. Se levantaron y la siguieron a Alice. Subieron las escaleras y entraron en la sala muggle, luego de que Cir. Cadogan se entusiasmara como siempre con sus gritos de guerra. Estaban parados en una gran ronda, pronto llegaron Patrick, Cecile Veretreux y Rodolph Kirsakof que vestían muy elegantes. Cecile tenía puesta una túnica roja que le daba un aspecto raro a su cara blanquecina y a su pelo negro. Rodolph llevaba una túnica negra muy peculiar, llevaba impregnado distintos escudos de lo que parecían clubes.
-La propuesta es sencilla: Vengan a Hogsmeade con nosotros.- Todo el mundo estalló en alegría aunque nadie sabía bien de que se trataba. -Es un pueblo muy cerca de aquí y podrán ir sin túnicas.
Entraron a las carpas y prepararon las cosas para ir.
En fila fueron caminando hacia Hogsmeade. Conocieron algunas de las tiendas más famosas, Honeydukes: una tienda de caramelos, propiedad de un matrimonio, el cuál vivía encima del establecimiento, se quedaron charlando un largo rato con los dueños; esta tienda tenía una gran variedad de caramelos, y además fabricaban su propio chocolate.
Tienda de artículos de broma Zonko: Era una de las tiendas favoritas por los estudiantes de Hogwarts. Se podían comprar bombas fétidas, dulces de hipotós, jabón de huevos de rana, una taza que muerde la nariz.., etc. Nadie se animó a comprar, ni a pedir nada.
Las Tres Escobas: la atendía la señora Rosmerta, esta taberna era famosa por su cerveza de mantequilla, aunque también servían otras bebidas como alelí, hidromiel caliente con especias, jarabe de cereza y gaseosa con hielo y ron de grosella. Era un lugar caliente, lleno de gente, bullicio y humo. Había muchas mesas, de distinto tamaño, y un espejo. Tenía varias secciones, y los menores no podían entrar a la que es exclusivamente de adultos. Unas cabezas encogidas prohibían el paso a los menores. Luego de ver esos lugares, todo el grupo salió afuera y se sentaron en varias piedras inmensas a observar las montañas y descansar.
Patrick miró a Kevin. -Creo que tenemos una charla pendiente ¿Que te parece si vamos a la Cabeza de Puerco a tomar algo?
-¿No se ve mucho mejor Las Tres Escobas?
-No cabe duda, pero quisiera que haya menos brujos prejuzgándote de que no llevas túnica y quiero hablar a solas contigo.
Kevin movió la cabeza en un gesto de comprensión. Patrick le guiñó un ojo a Alice y esta le dio una sonrisa de complicidad. Fueron rápidamente a la Cabeza de Puerco, se sentaron en una pequeña mesa, una muchacha guapa, vestida con una túnica rosa y de pelo colorado los atendió y pidieron dos cervezas de mantequilla.
-Esta chica es una Squib, o sea una persona sin magia que tiene padres magos.
Kevin se puso a pensar en aquella palabra que había oído antes y terminó de entender. Tomaron varios tragos de cerveza de mantequilla mientras Kevin le contaba todo lo que había vivido hasta el momento en Hogwarts, en especial el encuentro con Scorpius Malfoy y la clase de Defensa Contra las Artes Oscuras.
-Creo que es una manera muy cruel el someterlos a un Bogart, pero no hay una opción mejor. Menos mal que les enseñan a defenderse, eso nivela un poco las cosas.
Hubo un pequeño silencio, Patrick carraspeó y luego se inquietó como si estuviera obligado a hacer algo. Se incomodó y preguntó casi asustado.
-¿El cubo que tienes ha cambiado de color?- Lo miró bajando las cejas y abriendo los ojos.
-No, lo he visto un par de veces y no ha hecho nada. ¿Por que cambiaría de color?
-Pues bueno, es un cubo mágico… ¿cierto…? … podría hacer cualquier cosa. Si llega a hacer algo fuera de lo normal te pediría por favor que me avises.
-De acuerdo, lo tendré en cuenta.
Patrick volvió a su estado normal y ya mas aliviado le preguntó la hora.
-Las 5.
-Es temprano ¿Te ha gustado la caminata?
-Oh si. Me he divertido mucho y me han sorprendido las tiendas.
-Tienen artículos muy curiosos.
Desde la puerta una pequeña lechuza se acercó volando, la traspasó y por entre algunos sombreros puntiagudos aterrizó casi accidentándose en la mesa donde estaba el muchacho. Este se sorprendió y se asustó mientras la lechuza le daba picotazos y ululaba excitada. Era una lechuza del tamaño de una pelota de tenis. Era de color marrón rojizo y se apreciaba que era un pichón. En medio del escándalo Patrick tomó a la lechuza con las manos y la acarició suavemente, la lechuza parecía apaciguarse. La puso de pié en la mesa y de su patita tenía un pequeño cañito de plástico, dentró de él había un pergamino. Lo sacó y se lo dio a Kevin que de a poco estaba empezando a entender de que se trataba. “Para Kevin” decía en su exterior, lo desenrolló y estiró en la mesa.
Querido Kevin:
Espero que lo estés pasando bien. Aquí con Oscar te extrañamos y queríamos tener noticias tuyas de cómo te está yendo en Hogwarts. Es por eso que, luego de que Patrick nos mandara una lechuza diciendo que habías llegado bien, le mandamos una notita preguntándole cuanto costaría una lechuza. Patrick gentilmente me regaló la lechuza esta mañana y me la mandó con una notita. Ahora te la mando a ti para que lo sepas. A la lechuza por su precioso ulular le pusimos “Ululú”. Me ha cantado hermosas melodías desde que llegó a casa, ha estado revoloteando en tu cuarto y arriba del piano que está en nuestra pieza, pero ya lo hemos limpiado. Estoy segura de que te agradará Ululú y de que será una excelente mascota, es decir, desde ahora será tuya. Que la disfrutes y se hagan buenos amigos.
Un abrazo gigante y duradero de Rosa y Oscar.
Adiós.
Espero que lo estés pasando bien. Aquí con Oscar te extrañamos y queríamos tener noticias tuyas de cómo te está yendo en Hogwarts. Es por eso que, luego de que Patrick nos mandara una lechuza diciendo que habías llegado bien, le mandamos una notita preguntándole cuanto costaría una lechuza. Patrick gentilmente me regaló la lechuza esta mañana y me la mandó con una notita. Ahora te la mando a ti para que lo sepas. A la lechuza por su precioso ulular le pusimos “Ululú”. Me ha cantado hermosas melodías desde que llegó a casa, ha estado revoloteando en tu cuarto y arriba del piano que está en nuestra pieza, pero ya lo hemos limpiado. Estoy segura de que te agradará Ululú y de que será una excelente mascota, es decir, desde ahora será tuya. Que la disfrutes y se hagan buenos amigos.
Un abrazo gigante y duradero de Rosa y Oscar.
Adiós.
Kevin retuvo algunas lágrimas y la lechuza se acercó a su regazo. Luego de un par de picotazos que entendió juguetones se posó en sus manos. Sus plumas eran suaves, limpias y su pico de color rojo. Sus ojos eran grises y claros y tenía algunas manchitas rojas en la parte de la cabeza. La acarició lentamente y la lechuza empezó a cantar una melodía aguda y dulce. Patrick soltó una carcajada.
-Es rarísima, su madre, que es idéntica a ella no se molestó en que la sacara de la jaula. La dueña, mi hermana Silvia, me dijo que necesitaba un dueño urgente, pues ya no la soportaba y terminaría echándola de su casa. Es proveniente de Corrientes y a su madre la encontré en Misiones antes de regalársela a mi hermana. Lo curioso es que ella me cruzó a mi, yo no tenía intenciones de atrapar una lechuza, me hice amigo de ella, le daba de comer por las noches y cuando me fui quiso irse conmigo y no se apartó de mi. Luego tuve que dejarla en mi casa, pues no puedo andar todo el tiempo con un ave en el hombro ¿O te parece bonito?
Al finalizar una charla mucho más distendida y muchos agradecimientos de Kevin salieron de la Cabeza de Puerco.
Allí buscaron al grupo y se unieron. Estos ya se dirigían hacia Hogwarts. Mady y Wendy se acercaron rápidamente a Kevin que tenía a Ululú en sus hombros girando su cabeza para todos lados y bailando graciosamente.
-¡Mírenla!.¡Es preciosa!- Mady agarró suavemente a Ululú y luego de ponerla en sus palmas la trasladó hacia sus hombros.
-¡Ten cuidado, picotea!
Pero la advertencia de Kevin fue tardía. La lechuza le picoteaba la oreja jugando y Mady lanzó un grito de susto y subió los hombros. Ululú revoloteó y se fue de nuevo hasta el hombro de Kevin. Wendy observó la escena, retuvo algunas risitas y comentó: -Al parecer es celosa de su dueño.
En lo que quedó de la caminata mostraron a Ululú al resto de los amigos y se maravillaron que fuera tan peculiar.
A la noche cenaron y Kevin aprovechó el tiempo libre para contestarle a su abuela. Jugaron un rato al “ajedrez mágico” un juego de ajedrez muy curioso, donde las piezas se destruyen entre si. Lo había traído Lilly para jugar con Mady, pero todo el mundo quiso jugar luego de ver como las piezas se destruían entre si. Lilly se había quedado un rato en la Sala Común Muggle jugando y luego se fue, pues todos se irían a dormir. Al día siguiente querrían seguir jugando así que le prestó un tiempo más el juego a Mady que se quedó jugando con Wendy antes de irse a dormir.
(Fin del Capítulo 10)
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