Capítulo 04

El Señor Welintong

Tras la caída de la serpiente Kevin empezaba a notar un cambio. Patrick exploró un poco lo que quedaba de la biblioteca y luego de encontrar un pequeño cartel empezó a reírse con una carcajada cada vez más fuerte.
-¿Qué ocurre?- Preguntó Kevin confundido.
El hombre seguía riéndose y no le contestaba. Kevin se acercó a él para ver si estaba bien y alcanzó a divisar un pequeño cartel. No lo veía bien, entonces agitó la varita diciendo: -Lumus- Apuntando al cartel leyó un texto que rezaba:

Querido Patrick:
Ten mucho cuidado con una serpiente gigante que ronda por la casa, el viejo Eranson murió hace una semana y su familia se ha mudado a Italia. Desde ese momento magos malandrines usurpan la casa para hacer experimentos. La serpiente se suele ir de la casa a las 3 de la tarde buscando comida, pero vuelve a la 1 de la mañana. No he podido regresarla a su tamaño normal por que tengo varios problemas con mi varita.
Ojala que no te cause problemas.
Te espero.
Saludos.
Felipe Welintong.

-Esta vez no te puedes quejar de tu mala suerte, tu transformación en proceso nos ha salvado la vida a los dos.- Señaló Patrick entre suspiros de gracia.
-¿A que te refieres?- Interrogó desconcertado.
-No importa, ya lo entenderás… ahora nos tenemos que ir.- Patrick metió la mano en el bolsillo, sacó un puñado de polvo, apuntó con la varita hacia la segunda chimenea y originó fuego. -Te prometo que si Felipe me lo permite te voy a regalar varios libros de esta biblioteca.- Lanzó polvos al fuego y se tiró gritando:-¡Casa de Felipe Welintong!- Las llamas se lo devoraron.
Kevin se quedó un instante pensativo mirando los libros en el piso, metió rápidamente el libro que sostenía en la mochila. Puso una mano en su bolsillo, sacó un puñado de polvos y lo tiró al fuego.-¡Casa de Felipe Welintong!- Las llamas esta vez lo succionaron para arriba, girando a toda velocidad, un intenso fresco le aliviaba la transpiración que tenía y una pequeña brisa cálida se la secaba como un secador de pelo. En un pequeño salto tocó el piso y se encontró en la morada. Su equipaje cayó estruendosamente al piso. -Menos mal que no llevo nada de vidrio.- Murmuró
Estaban en lo que parecía un gran living, con una mesa larga y varias sillas dispuestas adentro de la mesa. A un costado había cuatro sofás.
- ¡Patrick! ¡Buenas noches!- Pronunció en voz alta un anciano que estaba vestido de manera rara para Kevin. Parecía que llevaba un poncho.
- Buenas noches Felipe.- Contestó con suma tranquilidad.
- ¡Adelante, adelante! Vengan, siéntense.- Señalando los sillones.
Kevin le dio la mano a Felipe en gesto de saludo, puso el equipaje con rueditas a un costado y se dejó caer abatido sobre uno de los sillones. El aspecto del anciano era saludable, tenía muchas canas en su corto pelo, la nariz pequeña, las cejas de color gris oscuro y un rostro redondeado. Patrick se acercó, le dio un apretón de manos, un abrazo golpeándole la espalda con palmaditas y se sentó en el sofá.
Felipe también se sentó y notando las caras de cansancio preguntó: -Han llegado un poco tarde y se ven muy cansados ¿Cómo les ha ido?
-Bien, hubiéramos llegado un poco más temprano de no ser por un gran imprevisto, que ahora es pequeño.
-No me digan que se han cruzado a la serpiente…- Exclamó llevándose mano a la boca.
- No, ella nos cruzó a nosotros y al parecer estaba muy hambrienta. Pero no te preocupes, no nos generó mayores inconvenientes y con la ayuda de Kevin la aturdimos y la reducimos a su tamaño normal.- Le guiñó el ojo al muchacho.
Kevin se acordó de algo, abrió los ojos y le preguntó a Patrick: -¿Tú como has venido a mi casa?
-Apareciéndome.
-¿Cómo?
-Es otro transporte mágico.
-¿Y por que no me has avisado antes?- Empezándose a enojar.
-Por que este es tu primer día con la magia, tu primer contacto consiente y si no es muy agradable aparecerse para los magos experimentados, te imaginarás para los que recién empiezan…
-Ah es más agradable sentir como una serpiente te quiere de cena.- Dijo interrumpiendo y sacándose la varita del bolsillo para devolvérsela de mala manera a Patrick.
-¡Esa es mi varita!- Dijo Felipe en un tono triunfante. -La perdí cuando quise ir a visarte sobre la serpiente. Verás, fui hasta Rosario hoy por la tarde, pero me perdí y un tumulto de gente hizo que perdiera mi varita en la estación de ómnibus. Así que tuve que volver por la red flu totalmente desprotegido e iba a tener que esperar hasta mañana para hacértelo saber.
-Fue oportuno que esa misma tarde la haya encontrado en el piso…- Agregó Patrick graciosamente.
-Así es.
-Kevin la ha estado probando, no tiene todavía 6 horas con la magia consiente y ya aprendió a hacer luz con la varita.
-¡Eso es muy bueno! ¡Es Excelente!
-La varita no ha sido compatible conmigo, pero si con él.
-Conmigo tampoco.- Afirmó Felipe con desánimo.
-Verás, esa varita de 19 centímetros, flexible, de algarrobo y nervios de corazón de dragón la gané en un duelo hace dos días, con un villano que quiso hacerme una emboscada, pero yo lo anticipé, lo desarmé y lo dejé listo para que se lo llevaran las autoridades del Ministerio de Magia.-Se aclaró la voz y continuó. -Antes de que le partieran la varita en dos decidí quedármela, sin embargo no me es fiel, me ha hecho quedar en ridículo varias veces y mi varita original la dejé en mi otra casa en Corrientes. Y todavía no puedo ir por que hay muggles viviendo allí. Menos mal que la escondí con encantamientos antimuggles.
-Si me esperas hasta mañana yo te puedo ayudar a sacarla.
-Claro que si.
Kevin se acercó a Felipe, con una tímida mirada y extendió el brazo ofreciéndole la varita. Felipe frunció la ceja y dijo en carcajada.
-¡No muchacho! quédatela, es para ti.
-¿Por que?
-Por que ella ha sido fiel contigo.
-Pero pero…
-Te pertenece y si no es así, yo mismo te la regalo.
Los ojos de Kevin empezaron a brillar, se cargaron de lágrimas, se sentía un poco culpable, las lágrimas recorrían sus mejillas. -Yo.. yo… yo.. no… no… se… que voy a… a. a.. hacer con… con… ella…- Tartamudeó.
-No te sientas culpable. Es muy simple, la necesitarás en Hogwarts, para aprender a hacer encantamientos, transformaciones y muchas cosas más.
-¿Te molestarás si te digo que agarré un libro de la biblioteca de los Eranson y se lo regalé al muchacho? Es que le gustan mucho los libros… discúlpame…
-Oh no, ya no vive mas nadie allí, yo mismo me encargaré de tomar los libros sanos y mandárselos en unas semanas, si los desea, claro. Los ojos de Kevin se abrieron como platos, aún húmedos de lágrimas.-Muchísimas gracias.- Dijo con toda la amabilidad que pudo y con un gran gesto de gratitud, extendió el brazo y le dio un fuerte apretón de manos.
-Oh, no hay de que, queremos que seas un buen mago y es un orgullo para nosotros participar en ello. A propósito, aún te vistes como muggle, vas a necesitar túnicas…
-Usted, quiero decir… ¿Lo que tiene puesto es una túnica?- Interrogó con el ceño semi fruncido, lo observó con más detenimiento. Era una hermosa tela que lo envolvía de color azul oscuro.
-Y de las mejores en su época…- Giró la cabeza en gesto brusco y miró el reloj que había en la pared. Era muy peculiar, parecía un cuadro pintado, plano e irreal.
-¡Oh! ¡Miren la hora que es! Váyanse o mañana le saldrán ojeras.- El reloj marcaba las 1:10 de la madrugada.
-Es cierto. Nos vemos mañana entonces Felipe.- Patrick se levantó del sofá y le dio un abrazo otra vez palmeándole la espalda y haciendo ruido. Kevin también se levantó e hizo lo mismo diciendo con voz clara:-Gracias por todo.
Felipe no le contestó, simplemente asintió con la cabeza y le dijo a Patrick.- -Me tendrás que ayudar a registrar la casa, para averiguar si hay alguna criatura más, aparte de la serpiente.
-Por supuesto.- Patrick encendió el fuego de la chimenea, esta era bastante grande, tiró polvos flu al fuego, se metió y gritó: -¡Callejón Diagon - Caldero Chorreante!- Y las llamas desaparecieron junto con el. Kevin desconcertado preguntó:
-¿Cómo ha dicho?
-Callejón Diagon y Caldero Chorreante. ¡Date prisa, pequeño!
-Bueno, gracias, adiós.
-Hasta la vista.
Metió la varita que todavía tenia en la mano en el bolsillo, agarró su equipaje, lo acercó hasta la chimenea. Se fijó en los bolsillos y no encontraba nada. -¡No tengo mas polvos Flu!- Exclamó con desesperación.
-No te preocupes, puedes agarrar de mi macetero.
Vio una gran maceta al lado de la chimenea, que antes no le había llamado la atención. Metió la mano y sacó un puñado tirándolo al fuego que volvió a teñirse de verde. Se metió y gritó: -¡Callejón Diagon - Caldero Chorreante!- Lo cubrieron las llamas. Esta vez giró a una velocidad superior, no había experimentado tal mareo en su vida. Cerró los ojos y abrazó el equipaje. Estuvo girando y volando en todas las direcciones por lo que le pareció un largo rato, sin embargo fueron unos minutos. Ya no era ni frío ni calor, era una constante aceleración hacia todos lados. Un viento ensordecedor, sentía que escuchaba el mar, las olas, una gran tormenta, luego una gran calma, el cantar de los pájaros y una claridad muy grande. Volvió a oscurecerse todo de nuevo y calló rodando con el equipaje, patinó unos metros esparciendo suciedad por todo el piso. Escupiendo polvo, tosiendo, limpiándose los ojos, sacudiéndose la cabeza y todo el cuerpo cubierto como si lo hubieran pasado por harina. Se levantó de a poco y vio una pálida claridad: era la luz del sol.
Patrick lo miró comprensivo, lo ayudó a levantarse y comenzaron a caminar. -Te habrán enseñado en la escuela que entre los países del mundo existe una cosa llamada “Uso horario” o “Diferencia de Horario” ¿No es así?
-Así es.- Respondió tosiendo por el polvo.
-¿Y que hora es aquí para arreglar mi reloj?
-Son las cinco y cuarto.
-¿De la mañana?- Preguntó con desánimo.
-Si, lamentablemente dormirás muy poco.
Estaban en lo que parecía un gigantesco pasillo, pero Kevin no tuvo tiempo de explorar, cruzó una puerta con Patrick y sólo pensaba en una cama y una almohada, ya que estaba destruido por todo lo que sucedió esa noche, en especial por el brusco cambio de horario. Sus energías estaban agotadas, se iba a desvanecer en el piso en cualquier momento si no encontraba un dormitorio.
-It isn´t the moment for explanations. I need a room with two beds, please (No es momento para explicaciones…Deme una habitación con dos camas, por favor)- Exclamó Patrick. Kevin apenas pudo escuchar un quejido.
-¡Nice time to arrive!.¡That boy isn´t looking right! Ok, the are left only two singles rooms 111 and 112 (¡En lindo horario acaban de llegar!¡Que mal que se ve ese muchacho! Habitaciones 111 y 112.)-
-It doesn´t matter, will take them- (No importa, las tomaremos)
Kevin caminó sosteniéndose del equipaje en lo que parecía un gran pasillo interminable. Entró en una habitación, con los ojos vencidos por el sueño, tosió, se sacudió un poco el polvo y al ver lo que parecía una cómoda cama se dejó caer… Se sentía el ser más feliz de toda la tierra….

(Fin del Capítulo 4)

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