El Visitante
(En el Final de éste Capítulo podrán encontrar fotos de los personajes para que los vayan conociendo y tanto la ficción como la historia sean lo más reales posibles. Los capítulos de color turqueza tendrán fotos de los personajes o imágenes y DOWNLOADS, y los pintados de verde no tendrán nada, o estarán en construcción)
Hacía un calor intenso, raro para el segundo día de Septiembre en Rosario, Argentina. Soplaba un viento intenso y estruendoso, anunciando una tormenta. Los árboles bailaban ceremoniosamente y se sostenían con gran fuerza. Chicas y chicos pequeños gritaban alegremente en un gran parque rodeado por tres edificios gigantescos. Desde la ventana los observaba Kevin Older, un adolescente de catorce años, cabello castaño oscuro, piel extremadamente blanca, ojos pequeños de color marrón oscuro y de una altura normal para un chico de su edad. Su rostro era tan normal como el de cualquier otra persona, no presentaba ninguna imperfección, lo único raro que tenía era unos lunares pequeños en la frente, muy cerca de su puntiaguda nariz. Vivía con sus abuelos paternos desde principios de año, sus padres fallecieron en un terrible accidente aéreo en el que, él adolescente, misteriosamente sobrevivió. El incendio de la explosión que se originó en el avión no lo alcanzó y a pesar de haber caído en el medio del mar lo sostuvo milagrosamente un inusual banco de arena, hasta que lo encontraron unos marineros rondando en una pequeña lancha y lo rescataron. Nunca le preguntaron como tuvo la suerte de que no se lo llevara la marea alta que había aquel día y que ahogó a los pocos sobrevivientes, tampoco se atrevieron, ya que desde ese momento sintió un gran vacío en su vida y no quería hablar con nadie. Fue un golpe muy duro haber perdido a sus padres con tan sólo 13 años. Desde ese momento cosas raras empezaron a sucederle, cosas que eran inexplicables para él. Unas semanas después un periodista lo encontró fuera del departamento y quisieron hacerle casi a la fuerza un reportaje, en ese incómodo momento él se enfadó y sucedió algo sobrenatural: dos árboles cayeron, uno de ellos aplastó al periodista y al camarógrafo lo tuvieron que internar en un nosocomio por tener heridas psicológicas irreparables.
Jugó hasta principios de año en un equipo de fútbol de primera división, tenía muchísimo talento, en su último viaje con sus padres había ido a probarse a un club francés, pero todo se frustró y en el viaje de vuelta ocurrió la tragedia aérea. Luego en su rutina normal por tener notas bajas, mala conducta y otras anomalías fue castigado muy duramente. Siempre tuvo una gran curiosidad por los libros, era callado y muy observador. Estaba allí sentado en la cama, observando en el reloj eléctrico en letras rojas las 19:34 hs, mientras imaginaba a sus antiguos amigos jugando en el club en el que había estado él, hacía poco tiempo. Castigado y bajo llave en su habitación por el último suceso del día, se acostó boca abajo, para que la almohada lo tape y dejó de respirar por unos segundos recordando con mucha claridad el incidente…
-¡No puede ser que este chico sea tan violento!- Exclamó la directora con vehemencia.
-Ya lo he intentado todo, le estoy poniendo límites, lo estoy llevando al psicólogo, le prohíbo que salga a hacer lo que le gusta. ¿Qué más puedo hacer? ¡Déle otra oportunidad!- Suplicó Rosa.
-Las reglas de este establecimiento son claras: pasadas las 25 amonestaciones debe abandonar todas las actividades y además debe ser detenido por el delito que cometió. No lo voy a perdonar bajo ningún punto de vista después de lo que hizo.- Sentenció de forma tajante.
-Dígame, señora mía, ¿Que ha hecho el día de hoy como para que llegue a tan drástica decisión?
-Hágame el favor de no defenderlo más!.¡Le ha hecho caer una repisa de libros a mi nieto!.¡Su nieto es un violento monstruo!- Exclamó en un sollozo la directora.
Rosa se estremeció y se tapó el rostro con las manos, aunque en la imagen era una figura difusa y perdida entre lágrimas. -No se como lo hizo… entonces tiene razón... esto ya es grave...
-Lo siento. Quizás para el próximo año su nieto cambie. Mientras tanto esperemos que no le afecte demasiado no ir a la escuela por este año. Y que la policía investigue las cosas que ha hecho.- Concluyó la directora.
…Sacó la cabeza de la almohada y se sentó en la cama mirando hacia el piso. Unas lágrimas iban recorriendo sus mejillas mientras recordaba en silencio el reciente episodio en el juzgado de menores…
-Dígame doña Rosa: ¿Qué tipo de enseñanza le está dando a su nieto como para que haya desprendido una repisa y se la haya arrojado a otro niño de su misma edad? ¿Acaso no supo que las consecuencias podrían ser severas? ¿Qué debe pensar ahora que su compañero de clase está internado y en grave estado? Lamentablemente no podemos encerrarlo en una celda por que no hay pruebas suficientes para hacerlo. Pero en cuanto las haya tomaremos rápidamente una decisión. Mientras tanto déjelo encerrado bajo llave si es posible para que no ocasione más desastres...
… Pensaba en que las cosas no podían ser peor, en que las cosas sucedían y él no podía controlarlas. Esas raras cosas que no tienen explicación, esa rara suerte de venganza cuando uno está muy enfadado con alguien y quiere que le suceda algo malo ¿Será que tiene algún raro poder de estar en el lugar menos indicado, a la hora menos precisa y que ocurran tragedias? ¿Será un pájaro de mal agüero como le ha oído decir a su abuela? ¿Tendrá un raro poder de venganza? ¿Le tendrá que explicar al inspector que él no fue, pero que ocurrió así... como por arte de magia? ¡No! Nadie le creería, por eso merecía pudrirse en prisión.
Algo lo sorprendió y muy rápidamente lo angustió. Se oyó el timbre en el departamento y Rosa fue al portero, atendió y lo mandó a Oscar a bajar para abrir la puerta. A esas horas no podía ser nadie más que el inspector. Kevin se metió debajo de la cama, cerró los ojos y empezó a rezar para que la pesadilla que estaba sufriendo se termine. De un momento a otro la puerta del departamento se abrió y entró un hombre de aspecto raro y sospechoso. Vestido con un traje negro, camisa negra y un gorro negro. Su rostro era parecido al de un detective joven, con ojos de color café, una barbilla apenas visible, unas cejas de tamaño normal y en su boca una pipa que pronto apagó. Los miraba con rostro despreocupado. Oscar se quedó unos segundos analizándolo de arriba a abajo. -Buenas noches. Mi nombre es Patrick Jonson.
-Buenas noches - Respondieron casi al mismo tiempo. -¿Qué va a hacer con nuestro nieto? ¿Se lo va a llevar? No quiero pensar en lo peor…-Preguntó sin demora Rosa quedándose sin aire.
-¡Oh no, no se preocupen! ¿Acaso tengo cara de torturador?- Se puso la mano en el pecho y levantó las cejas extrañamente para los abuelos.
-¿Disculpe…?- Dijo Rosa con mucho miedo y con un hilo de voz.
-Sólo bromeaba. Perdón.- La señora mayor lo miraba incrédula de que en esos momentos de pura tensión, al borde de la conmoción, se atreviera a bromear. “¿En qué estaba pensando ese sujeto?” Se sacó el sombrero, lo sostuvo un momento en sus manos y se sentó en una silla, puso el sombrero en la mesa y comenzó a bordearlo con los dedos, como si estuviera jugando. -Les voy a pedir por favor que traigan a Kevin.- Concluyó aclarándose la voz que en ese momento parecía seca y contenía restos de vergüenza por haber bromeado sin la confianza suficiente.
Rosa dudó un momento, asintió y fue a la habitación a buscarlo. Al principio no quería salir debajo de la cama y daba gritos tales como “No me va a creer nada de lo que le diga” “No quiero que me trate como a un loco” “No quiero que me golpee” “No quiero…”
-Te doy mi palabra de que nadie va a hacerte daño.- Aseguró el inspector con voz fuerte desde el comedor ya que los gritos del niño podían oírse claramente. En la pieza se observó que dejó de gritar, sollozar y salió lentamente desde debajo de su cama. Se levantó torpemente, como si tuviera que cumplir una sentencia, y se dirigió hacia el comedor. Miró con melancolía la otra habitación, el baño, como si jamás volviera a verlos, el pequeño pasillo, los adornos colgados y con un gesto tierno a su abuela. Era una mujer de su misma altura, con muchos rulos rubios, con unos lentes oscuros y rostro de buena mujer que ha sufrido pero que siempre se mantuvo de pié. "Y sin embargo el pequeño monstruo que estaba criando", pensó Kevin. Dejó el pasillo, se acercó lentamente al comedor, mirando fijamente a su abuelo. Este era casi calvo, con una boina que le quedaba muy graciosa, alto, con muchas arrugas pero también de un aspecto saludable, como la abuela. Antes de sentarse en la mesa dudó unos instantes y se sentó dejándose caer.
- ¡Bien, quiero que sepas que todo lo que me cuentes te lo voy a creer. -Exclamó Patrick sin demora.
-¿Por más insólito que parezca?- Inquirió entrecortadamente y dirigiendo su primer mirada al rostro del sujeto.
-Si, te doy mi palabra, estoy dispuesto a escucharte y no interrumpirte. Quiero que me cuentes todos los detalles de lo que ha ocurrido hoy por la tarde en la escuela- Solicitó juntando las manos.
-De acuerdo, no se por donde empezar.- Expresó en tono de bagaje…
-Quiero saber por que te enojaste con Brian esta tarde.- Pidió Patrick con voz segura, fuerte y clara.
-Por que me estaba golpeando con su grupo de amigos en el recreo y yo lo fui a buscar a la biblioteca, me quedé a solas con él y le dije que era un cobarde. Entonces se torció de risa como siempre y dijo que él es nieto de la directora y podía hacer lo que le plazca. Que yo no soy más que basura y que las cosas trágicas y raras que me pasaron indican el tipo de basura que soy, después me arrojó un libro en la cara y me dolió mucho…
-¿Y qué pensaste en ese momento?- Interrumpió el hombre mientras Kevin comenzaba a agitarse por la gravedad de los acontecimientos.
-Me preguntaba si me había sacado un diente.- Respondió señalando el labio bastante lastimado y dirigiendo su primera mirada al rostro del inspector.
-Pero…- Patrick rascó su cabeza unos segundos levantando las cejas. -¿Deseaste mucho que algo malo le pasara?
-Si, mucho ¿Quien no lo haría? Luego me sentí mareado, escuché un temblor y la repisa de libros que estaba en la pared se le fue encima. Pero… pero… yo no fui, la repisa fue sola… ¿Usted también me va a tratar como a un loco?- Exclamó cubriéndose con las manos y agitándose aún más.
-Oh no, claro que no. Creo en tu palabra Kevin. -Expresó con sentimiento el desconocido. El muchacho dejó de cubrirse e interrogó sorprendido: - ¿Cree que no fui yo?
-Lo afirmo.
-¿Está usted seguro?- Expresó en tono incrédulo y dirigiendo la segunda mirada directamente hacia los ojos.
-Más que seguro y hay algo que debes saber, pequeño. Estás convirtiéndote en un mago y la repisa la has tirado tú, involuntariamente, pero… con magia al fin.
Rosa y Oscar miraron con mucha atención a Patrick. Parecían no comprender.
-Vamos despacio, muy despacio. Les voy a explicar todo lo que quieran saber. Un mago es una persona con poderes que la gente común no tiene, son personas especiales que conviven con nosotros y en secreto.
-Siendo Kevin un mago. ¿Por que no nos han avisado antes…?- Protestó Rosa con una actitud algo confusa, no se sabía si era alegría o tristeza, aunque se sentía en el aire una sensación de culpa.
-Por que nosotros no lo sabíamos.- Se excusó Patrick que parecía por primera vez superado por los hechos, aunque encontró una rápida resolución: -De lo contrario le hubiéramos mandado una carta a los 11 años para que ingrese a Hogwarts, un colegio de Magia y Hechizería.
Se originó una pequeña pausa en donde Patrick se movió unos instantes para quitarse el traje negro y mostrar una camisa del mismo color que parecía no desentonar.
-Pero, pero…- tartamudeó Kevin, Rosa lo interrumpió con una nueva pregunta en tono firme:-¿Como no se dieron cuenta antes? ¿Como no hicieron algo al respecto?
-Pues es una larga historia...- Contestó el hombre en tono desganado.
-¿Y quién dice que yo soy un mago?- Preguntó desorientado.
-Yo lo afirmo. Ya lo sabes cuando te enojas…
-Quizás sea cierto… ¿Pero qué va a pasar? Tendría que tener 11 años para poder entrar a este colegio de locos, perdón, quise decir de magos, yo tengo 14 años por si no lo sabía.
-Ya lo sé, pero ¿Sabes algo? Puedes entrar lo mismo.- Dobló la cabeza hacia Kevin y le dio una mirada de aprecio.
-Pero no este año…- Agregó Oscar.
-Si, este mismo año. Contestó rápidamente. -Por si no lo saben las clases en Hogwarts comenzaron ayer.
-Pero no se si tenemos suficiente dinero...- Dijo con preocupación Rosa.
-Oh, no se preocupen, el dinero es lo de menos y yo puedo hacer que entre aunque ya hayan comenzado las clases.
-¿De verdad?- Del rostro de Kevin se originó una gran expresión de asombro y quedó con la boca abierta.
-Yo te aconsejaría que vayas haciendo el equipaje. Esta misma noche nos vamos.- Respondió Patrick con suma seguridad y asintiendo con la cabeza.
-Creo que voy a tardar mucho…- Exclamó Kevin con algo de desconfianza y confusión.
-Tómate tu tiempo, pero que no pase de esta noche.
Kevin se fue a la pieza aún con muchas dudas, pero la idea de irse a una escuela de magia lo seducía.
-A propósito, tengo hambre ¿Quieren que encarguemos una pizza?- Interrogó Oscar en tono amistoso.
- No va a hacer falta, tengo una pizza para hacer en la heladera. La puedo empezar a preparar. -Sugirió la mujer mayor.
Hubo unos 10 minutos de silencio donde Oscar encendió la radio para tranquilizar un poco el clima de tensión que había en el aire.
-¿Cómo supiste que yo era un mago y de lo que ocurrió hoy?- Preguntó Kevin volviendo al comedor con su equipaje listo.
-Aunque no parezca me entero de muchas cosas que pasan en el mundo muggle.- Contestó Patrick en un tono que parecía gracioso. Prepararon la mesa y se sentaron. -Ah, por cierto, no te preocupes por Brian, nos ocupamos nosotros de curarlo. Ya está bien, mañana lo van a encontrar en el hospital con una agradable salud. Kevin puso una mirada de sorpresa.- Hay algo muy importante que debes saber Kevin.
-Lo escucho, señor.
-Te contaré como te transformaste en mago. Escúchame con atención:- Se acomodó en el respaldo de la silla y empezó:-Hace 7 meses, aproximadamente, se ha descubierto que una gran tragedia ha ocurrido en el mundo mágico. Un hechicero ha descubierto un objeto poderoso que convierte a los muggles en magos. De hecho tú eres un muggle que ha sido elegido por este siniestro mago. ¿En tu viaje a Francia has encontrado un pequeño cubo dorado debajo de la cama o debajo de la almohada?
-Si, debajo de mi almohada.- Respondió Kevin algo confundido, salió corriendo a la pieza alarmado y volvió rápidamente.-¿Es este?
-Así es. Eso es un fragmento del Cubo Embrujado.- Afirmó el inspector con una mirada de suspicacia.
-¿Qué cosa?
-Es un cubo que le otorga poderes a los muggles adolescentes, los transforma en magos, pero a un precio terrible. Pues es una violación a las leyes naturales y produce las tragedias más crueles que te puedas imaginar. Le ha dejado un pedazo del cubo a cada muggle para que se complete la evolución mágica, que duraría quizás 10 meses.- Contestó como ahogado por las palabras.
-Entonces no soy un mago como ustedes… - Se atrevió a declarar el adolescente.
-No, pero pronto tendrás los poderes que tenemos nosotros. Lamento en el alma que el precio que pagaste haya sido la muerte de tus padres…- Se lamentó cabizbajo. Unas lágrimas empezaron a salir del rostro de Kevin.- Lo menos que podemos hacer es llevarte a un colegio de magia, por que si pronto te convertirás en mago, quisiéramos que aprendas por lo menos a usar la magia para bien y no para convertirte en esclavo de un brujo tenebroso.
-¿Cómo han sabido esto?- Preguntó Rosa escandalizada.
-Ayer por la tarde hemos encontrado un pergamino en el museo donde ocurrió el regreso de Polklop, un mago oscuro muy poderoso. En el pergamino dice como resucitar al mago y lo han logrado. Después viajó a Francia y antes de que intentaran perseguirlo repartió rápidamente los pedazos del cubo a 16 muggles, para que, luego de sus transformaciones definitivas en magos, los venga a buscar y uniendo los pedazos del cubo logrará que estos magos estén en su poder…
-¿Se convertirá nuestro pequeño en servidor de ese hechicero?- Preguntó a los gritos Oscar.
-Shh- Chistó Patrick y agregó rápidamente: -No, si nosotros podemos evitarlo. Nadie habló, todos estaban agitados y con los ojos abiertos como platos. -Lo siento en verdad.
Hubo un gran silencio que se extendió hasta que Rosa trajo la pizza recién horneada. Comieron tristemente en silencio.
-¡Que suerte la mía! Una maldición, varias muertes y quizás por mi culpa…- Se lamentó Kevin al terminar su porción.
-¡Detente!- Exclamó firmemente Patrick -No ha sido culpa tuya, lamentablemente no siempre uno escoge su destino, pero para eso tienes a tus amigos y seres queridos.
-Ya no tengo amigos y sólo tengo a mis abuelos.- Exclamó con un evidente desamparo.
-Puedes ser mi amigo si quieres. - Respondió Patrick con anhelo.
-En verdad le agradezco, pero…- Los ojos del niño brillaban como si retuviera lágrimas, Patrick continuó:
-Tutéame si quieres, no me trates más de manera distante. Ya lo sé, recién me conoces, no puedes confiar todavía, sin embargo quiero que sepas que no eres el único al que le han ocurrido cosas terribles. Tras una dura investigación en todos los países, hemos encontrado a todos los muggles adolescentes afectados por la maldición. Ya que desde que se repartieron los cubos han ocurrido innumerables accidentes, todos de tipo mágico y los primeros que se registraron fueron los más violentos. Este incidente ha dejado como saldo varios muggles muertos y muchísimos heridos. Al comenzar la transformación tú y los que poseen los cubos sufrieron experiencias horribles, como gigantescas explosiones, accidentes múltiples, terremotos y otros grandes desastres. Y los seguirán sufriendo hasta que se cumpla la transformación definitiva. Pero aquí estamos, vamos a brindarles todo nuestro apoyo y a impedir que esta transformación los siga perjudicando…- Expresó con mucho anhelo.
-Bueno, gracias.- Una tímida sonrisa se dibujó en su rostro.
Patrick se levantó de la mesa y se acercó hasta Kevin mirándolo fijamente. -No me has contestado. ¿Quieres ser mi amigo?
-De acuerdo.- Contestó complacido y soltando una risita.
Patrick estiró el brazo y le ofreció la mano, Kevin la estrechó y se dieron un buen apretón de manos.
-¿Adivinen que hay de postre? ¡Helado!- Exclamó con entusiasmo Rosa, todos sonrieron.
-Por eso adoro a los muggles…- Pensó en voz alta Patrick. -Les prometo que algún día voy a traerles cerveza de mantequilla…
(Fin del Capítulo 1)
Fotos de los Personajes:
1) Kevin
2) La Directora de la Escuela
3) Juzgado de Menores
4) Rosa
5) Oscar
6) Patrick
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